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El tacticismo de Mas y Junqueras divide y desanima al bloque separatista

Los dirigentes "civiles" del independentismo alertan del riesgo de pinchazo de la burbuja independentista y de la irrupción de Podemos.

Se esperaba con expectación la intervención de fin de año de Artur Mas ante la posibilidad de que arrojara pistas o indicios sobre el calendario electoral de 2015, pero se limitó a presumir del 9N, reclamar unidad a Junqueras y pasar por alto de manera clamorosa el caso Pujol y los otros muchos casos de corrupción que le afectan, desde el expediente del Palau de la Música, que mantiene embargada la sede de CDC, a las peticiones fiscales de más de seis años contra sus padrinos Alavedra y Prenafeta por el "caso Pretoria".

Ajeno a los efectos de la corrupción institucionalizada, el proceso separatista avanza en los ritmos que impone Mas. Sin embargo, la falta de una fecha electoral para este primer trimestre del año y el disenso entre Junqueras y Mas comienzan a causar un serio impacto en el ardor independentista de los últimos tres años. Pilar Rahola, columnista de La Vanguardia y miembro del "Consell Assesor per a la Transició Nacional" (CATN) se ha mostrado especialmente crítica con Mas y Junqueras y ha advertido del riesgo de colapso en su último artículo del año: "Se acaba el año de la épica y podría empezar el del desconcierto. O del desencanto (...) Todo parecía sólido después del exitoso 9-N y, sobre todo, encarrilado, pero de golpe, zas, les dio a estos dos, a Mas y a Junqueras, por bailar el baile del ganso, y perdidos en sus vaivenes político-sentimentales, dejaron perdido a todo el mundo. Si algo se palpa en el ambiente es desánimo, un desánimo que nadie sabe de dónde viene, pero que viene tan fuerte que podría cargarse el invento".

Este es el contexto en el que la ANC, Òmnium y el separatismo "cívico" ejerce su presión sobre Mas y sobre Junqueras en mayor medida. Con toda la teatralidad posible Mas ha dejado claro que no tiene ningún problema en enfrentarse al Estado. El balance de daños causado en el Gobierno, en la Fiscalía y en el TSJC por el 9N redobla la credibilidad del líder de CiU como macho alfa del catalanismo mientras que sobre Junqueras recae la sospecha de que antepone sus cálculos electorales al objetivo de la independencia.

Lo único cierto es que no es descartable ni un adelanto electoral cuyas consecuencias podrían desbordar la capacidad de respuesta del Estado ni que la legislatura concluya en su plazo natural del otoño de 2016. La irrupción en el laberinto catalán de Podemos es otro de los factores que la ANC y Òmnium apuntan, puesto que contamina las "claves nacionalistas" de la política catalana.

El desencuentro entre Mas y Junqueras radica, en apariencia, en que el primero exige una lista única y el segundo candidaturas de partido con una marca en común. En el fondo, ERC rechaza asumir la carga de corrupción y descrédito que arrastra Convergència y tampoco quiere participar en la fundación de una especie de "Partit del president", que es como se conoce el proyecto de Mas.

A pesar de las diferencias, tanto en CiU como en ERC se insiste en que finalmente habrá acuerdo y el presidente de la Generalidad convocará elecciones en las primeras semanas de enero. Sea a través de una lista de concentración o de cada partido por su cuenta, el compromiso tanto de Mas como de Junqueras es dar pasos efectivos hacia la independencia si hay una suma parlamentaria suficiente.

Las presiones de la "sociedad civil" a favor del anticipo en clave de plebiscitarias sobre Junqueras se deben a que en la fórmula de lista única Mas propone la inclusión de "personalidades" ajenas a los partidos, como la citada Pilar Rahola, Lluís Llach, Josep Guardiola, el juez Santiago Vidal, que ha redactado una de las constituciones en su tiempo libre, Mikimoto,que montó los actos del Tricentenario de la Guerra de Sucesión, o Issona Pasola, la autora del documental "L'Endemà" y presidenta de la "Academia Catalana del Cine", llamadas a formar un gobierno de concentración en un proceso constituyente, según la hoja de ruta de Mas. Carme Forcadell, presidenta de la ANC, y Muriel Casals, de Òmnium, también tendrían cobijo en esa lista del "president".

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