Cinco años y medio después del golpe de Estado del 1-O, las heridas en el independentismo no acaban de cicatrizar. Y el comienzo de la campaña electoral para las municipales en Cataluña demuestra que la crisis de confianza entre ERC y JxCat va para largo. Oriol Junqueras aún está muy dolido con los que fueron sus socios por episodios previos y posteriores al golpe y lo verbalizó de manera contundente y sin tapujos en el arranque de la campaña en Barcelona.
Las encuestas pintan bastos para el candidato de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, y el partido ha decidido cargar a izquierda y derecha contra socios y exsocios. Junqueras se muestra inclemente y deja que fluya la amargura y un cierto resentimiento en las cargas contra Junts. En el caso de la capital catalana, subraya que el candidato Trias "esconde el nombre" del partido y que su lista "está llena de aquellos que en verano de 2017 abandonaron el gobierno y al pueblo de Cataluña para no asumir las responsabilidades del referéndum del 1-O".
La andanada aludía a Neus Munté, número dos de Trias y una de las que saltó del barco antes de la consumación del golpe. Munté era consejera de Presidencia. Jordi Jané, de Interior, y Meritxell Ruiz, de Educación, también abandonaron el barco antes del hundimiento. Y Junqueras aún respira por esa herida, así como por los engaños y fintas de Puigdemont antes de huir a Bélgica.
Pero los ataques de Junqueras no se quedan ahí. El PSC y Sánchez también recibieron a modo, a pesar de que los socialistas catalanes aprobaron las cuentas autonómicas y el Gobierno abordó primero los indultos y luego una reforma del Código Penal para eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación. Los problemas en el sistema de cercanías de Renfe en Cataluña (Rodalies) y la sequía fueron los elementos utilizados por Junqueras para atizar al "partido de la Renfe" y de los "retrasos" y el partido de la deficiente gestión del agua. Junqueras acusó directamente a Sánchez de pretender matar los frutales del campo de Lérida tras la decisión de la Confederación Hidrográfica del Ebro de recortar el caudal destinado al riego.