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Sánchez oculta el malestar de un PSOE que trata de comprender los motivos de su debacle

El PSOE trata de pasar página y centrarse en las Generales pero muchos empiezan a preguntarse si estuvo acertada la campaña del 28-M

El PSOE trata de pasar página y centrarse en las Generales pero muchos empiezan a preguntarse si estuvo acertada la campaña del 28-M
Pedro Sánchez, reflexionando este martes en la Moncloa | EFE

Como si fuese un coronel, Pedro Sánchez sabe que la mejor estrategia para mantener prietas las filas, cuando se pueden dispersar, es tocar a rebato ante un enemigo externo. El líder socialista trata de unir a los suyos en un nuevo frente y, de paso, que no cuestionen mucho la debacle del domingo.

Los socialistas no se imaginaban una catástrofe similar. Sus trackings le daban por seguras todas las comunidades salvo La Rioja y Cantabria. En la Comunidad Valenciana, el sábado desayunaron con unas encuestas que les daban 4 puntos por encima de lo que obtuvieron 24 horas más tarde. En Baleares, la distancia era aún mayor. Incluso en el único sitio donde ganaron por mayoría absoluta, Castilla-La Mancha, creían que tendrían 3 puntos más. Al final, lograron salvar el Gobierno autonómico por apenas 1.000 votos.

¿Qué pudo pasar para que sus trackings se equivocasen en toda España? ¿Cómo pudo haber tanta diferencia en menos de 24 horas cuando lo normal son décimas de diferencia? Al shock de las comunidades autónomas se suma el de las ciudades. En Valladolid creían estar al borde de la mayoría absoluta y en Palma de Mallorca la sorpresa fue mayúscula cuando vieron que Vox estuvo a 7.000 votos de darles el sorpasso.

¿Campaña acertada?

Algunos ya empiezan a deslizar que la campaña no estuvo bien planteada y que el protagonismo de Pedro Sánchez, aceptando el envite del PP de convertir las elecciones en un plebiscito, no fue acertada. Más que debatir de la gestión municipal o autonómica, se hablaba de viviendas, cine gratis para los mayores o la Ley de Paridad.

Algunos cargos ponen el ejemplo de cómo Sánchez centraba su discurso en los anuncios nacionales y obviaba a los problemas locales. El resultado: eclipsaba al alcaldable del PSOE y al candidato a la autonomía. Tampoco se comprometía con los proyectos de los candidatos. Los mítines del líder socialista eran fríos y repetía los mismos párrafos en cada intervención. De ahí el resultado: Sánchez "gafó" a todos los alcaldables con los que compartió mitin

Sigue el shock

Hay que remontarse a 2011 para encontrar una pérdida de poder similar. En aquellas elecciones, los socialistas fueron desalojados de Extremadura, Asturias y Castilla-La Mancha. Perdieron bastiones municipales como Sevilla pero mantuvieron a los pocos meses la principal comunidad autónoma de España: Andalucía. Ahora, los bastiones son la novena región con más habitantes y la decimocuarta: Castilla-La Mancha y Asturias. Juntas no suman ni la mitad de población que Andalucía.

Nadie duda de que la crisis económica fue determinante en 2011 para perder, por primera vez en la historia, algunas de las comunidades más socialistas de España. En aquellos meses, Zapatero aprobaba recortes sociales, congelaba pensiones y el paro se disparaba al 21%.

Un panorama que contrastan con el actual. "Sólo hemos perdido las elecciones cuando la economía era adversa", sostienen. "Ahora la inflación está bajando más que la media Europea, el paro está en el 13%, nunca ha habido tantos cotizantes, está llegando el dinero de Europa y hemos revalorizado las pensiones", añaden sin comprender muy bien el naufragio del domingo.

Casi todos creían que el tema de las listas de Bildu, la reforma de la malversación, la ley del sólo sí es sí estaba amortizado. Hasta que se abrieron las urnas.

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