"Volverá a pasar, un año después del último y trágico asalto a la valla de Melilla todo sigue igual". Se trata del temor y anticipo que realizan ya colectivos representativos de la Guardia Civil. Uno de ellos, JUCIL, la asociación mayoritaria, denuncia la falta de prevención frente a futuros saltos a la valla y ha decidido denunciar públicamente la situación.
La asociación profesional JUCIL subraya que "la tragedia sufrida el año pasado puede repetirse en cualquier momento y como entonces, será el Cuerpo con una veintena de guardias civiles el último obstáculo frente a la marea, para entrar en España en muchos casos de forma violenta, de cientos de inmigrantes". JUCIL destaca que su denuncia busca dos fines. El primero, defender "los derechos laborales de los guardias civiles", afectados obviamente por la desprotección que sufren ante la falta de preparativos. Porque "entienden las ansias de mejora de sus vidas de quienes pretenden acceder a la frontera sur de Europa, pero no comprenden que quienes actúan con métodos violentos para hacerlo sean premiados con permisos de residencia, lo que provoca un efecto llamado para que se registren nuevas avalanchas humanas". El segundo, el de evitar un incumplimiento legal y una violación de la frontera como el que se produce con los saltos a la Valla.
"JUCIL lo ha dicho claro, es muy posible que se repita lo que ocurrió hace un año, un intento de asalto a la valla fronteriza de Melilla que finalizó con numerosos inmigrantes muertos aplastados por la avalancha humana que trataba, por todos los medios, de superar el obstáculo, algunos de ellos con inusitada violencia y que provocaron en la parte española de la frontera numerosos heridos entre los guardias civiles que intentaban controlar este tsunami", apuntan desde la asociación. "Estamos en circunstancias similares, en el monte Gurugú, cerca de la frontera, se contabilizan en torno a 1.800 inmigrantes subsaharianos y no es descartable que en cualquier momento se intente un asalto a la Valla", subraya el secretario general de JUCIL, Ernesto Vilariño.
"Nada ha cambiado"
Para los guardias, "nada ha cambiado, todo sigue igual". "Un año después, y pese a las promesas incumplidas del ministro del Interior, nada ha cambiado. Cada turno, de ocho a diez compañeros de Seguridad Ciudadana y una docena de antidisturbios, es responsable del control de los 12 kilómetros del vallado perimetral y del paso fronterizo". JUCIL subraya que "sus cuerpos son la última defensa de España, de la frontera sur de Europa, frente a las avalanchas de inmigrantes en ocasiones dispuestos a todo por entrar y que no dudan en utilizar contra los guardias civiles los garfios y palos de que se sirven para superar las vallas".
La asociación denuncia que "ha pasado un año y nada, nada ha cambiado. Seguimos sin material antidisturbios y solo han traído un centenar de cascos que se comparten entre los compañeros que participan en estos servicios, pero seguimos con los mismos escudos, muy deteriorados después de lo ocurrido el año pasado". Los guardias apuntan que "en cualquier momento puede producirse una nueva tragedia y de nuevo, los guardias civiles serán, también, víctimas de una situación que los políticos no parecen dispuestos a resolver". El colectivo mayoritario de la Benemérita explica que "sólo con la aplicación de las normas que impiden que quienes llegan a España por métodos violentos puedan obtener un permiso para permanecer en territorio nacional se evitaría el efecto llamada que ahora hace que miles de inmigrantes estén dispuestos a lo que sea, incluso al uso de la violencia, si finalmente su objetivo se logra".