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Expectación en Moncloa por el ascenso de Rubio mientras Sánchez encarga a López negociar la reforma de la Administración

Sánchez "politiza" su Consejo de Ministros despidiendo a uno de los últimos independientes y lo sustituye por un veterano diputado.

Sánchez "politiza" su Consejo de Ministros despidiendo a uno de los últimos independientes y lo sustituye por un veterano diputado.
Óscar López en una comparecencia en el Congreso | Europa Press

El año que nació el nuevo hombre fuerte de La Moncloa, Diego Rubio, España entraba en la Comunidad Económica Europea, los españoles votaban a favor del ingreso en la OTAN y Felipe González revalidaba su segunda mayoría absoluta. Por primera vez, un millenial llega con mando en plaza en Moncloa. Desde ahora, será el nuevo jefe de Gabinete del presidente del Gobierno. Un cargo en la sombra pero de vital importancia. El hombre que susurra al presidente, el que se encarga de coordinar a los ministros, el que despacha diariamente con él.

Nadie habla mal de Rubio, pese a ser un desconocido . En lo que hay unanimidad es en destacar su inteligencia. "Es un coco", "muy inteligente", "un intelectual", "de la máxima confianza del presidente", aseguran diversas fuentes. Lo que sorprende es que una persona sin peso en el partido haya sido ascendido a jefe de Gabinete. Rubio es un catedrático, que ha pasado por varias universidades de prestigio, y que lleva en Moncloa desde 2020, cuando entró como director de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia País, pero que no tiene peso orgánico ni militancia conocida. Su gestión y el equipo que conformarán son una incógnita que se irá resolviendo en las próximas semanas.

Otra crisis inminente y "de calado"

Lo que más sorprendió del nombramiento de Rubio no fue su fulgurante carrera, ya que lleva meses siendo una de las manos derechas de Sánchez, sino que sea ascendido por delante del veterano Antonio Hernando, adjunto al jefe de Gabinete. En Moncloa creen que Sánchez se guarda en la recámara al veterano político para una próxima remodelación gubernamental que será en los próximos meses, cuando se de salida a Teresa Ribera para que sea la próxima comisaria. Todos esperan que esta crisis sea de "calado" y que salgan algunas de las caras más conocidas.

Tanto López como Hernando siempre anhelaron saltar a la mesa del Consejo de Ministros. Ahora, tras años en el complejo de Semillas, el ala oeste monclovita, Sánchez les podría premiar. De hecho, López ya tiene su cartera soñada aunque, de momento, no sea una de peso.

Los "Pepiño Boys", como eran conocidos junto al actual presidente en su época de Ferraz, saben de fontanería y también de comunicación. Ambos fueron portavoces parlamentarios, en el Congreso y en el Senado, y Sánchez es consciente que necesita perfiles para "fajarse en los medios". Se acabaron los "independientes" del "Gobierno bonito", sólo queda Grande Marlaska en Interior, mientras entran en los ministerios los veteranos diputados del PSOE.

Una reforma de la Administración pendiente

Sánchez sabe que con la actual geometría parlamentaria es muy difícil sacar adelante cualquier iniciativa. En Moncloa, hablan bien de Escrivá, encargado de impulsar la reforma de las pensiones, pero admiten que luego tenía que delegar a la hora de negociar en el Congreso. Su última misión fue dejar encauzada una reforma de la Administración que, entre otras medidas, pretende digitalizar el sistema y reducir los procesos de incorporación al funcionariado.

El Plan Anual Normativo asegura que se traducirá hasta en tres leyes. Alguna, como el anteproyecto de Ley de Función Pública ya han sido aprobados por el Consejo de Ministros. Ahora, queda la negociación parlamentaria. La norma la ha redactado un tecnócrata y ahora, el encargado de negociarla y aprobarla, será un político. En el Gobierno confían en que el nuevo ministro, Óscar López, que sabe del "intringulis parlamentario" pueda ayudar a que el Congreso convalide estas leyes. La negociación se espera ardua y compleja.

Y es que, tras el rimbombante nombre de Ministerio de Transformación Digital y Función Pública, se esconde el poder de dirigir las carreras de los funcionarios del Estado. Queda por ver ahora si las competencias de esta flamante cartera, que siempre dependieron de Economía, crecen en una remodelación gubernamental. De momento, Óscar López ya está en la mesa del Consejo de Ministros. Sólo falta ver si le acompaña Hernando y si se amplía su poder.

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