
En el Gobierno saben que hay algo que une a sus socios. Es un pegamento más fuerte que cualquier cesión y es su odio visceral a que gobierne el PP, y no hablemos ya de un hipotético ejecutivo con algún ministerio de Vox. Esa es la tranquilidad que tienen ante la "verborrea" a la que dicen están asistiendo en las últimas horas con el líder de Junts, el fugado Carles Puigdemont, amenazando con una hipotética cuestión de confianza.
En Moncloa creen estar ante "algo puntual" y prefieren centrarse en los Presupuestos. Creen que podrán sacar adelante las cuentas y que eso es lo "importante". En el entorno de Sánchez ponen toda la atención en sacar los PGE que les podría dar carrete hasta 2027. Los socialistas creen que podrían encandilar a Junts con la cesión de la política migratoria a Cataluña pero no quieren dar más datos.
Pese a las amenazas de Junts y hasta de Podemos, en el Gobierno no parecen estar preocupados porque "no hay una mayoría alternativa". Incluso retan a sus socios a que la encuentren. O lo que es lo mismo: saben que una moción de censura es más compleja de salir adelante, porque necesitan un candidato alternativo y ser propositiva, que una cuestión de confianza.
Pese a la tranquilidad que exhiben, PSOE y Sumar buscan sabotear cualquier acuerdo entre PP y Junts. Este martes, la mesa de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso, donde los partidos gubernamentales cuentan con mayoría, ha decidido posponer la reunión en la que se iba a tratar del impuesto sobre producción energética, sin una fecha nueva por el momento.
"Conscientes" de su debilidad
Este martes, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la portavoz, Pilar Alegría, admitía que son "conscientes y realistas" de la situación y que "no siempre es sencillo" estar al frente de "un Gobierno en minoría" . En una respuesta directa a Puigdemont, la ministra afirmaba que el Gobierno "cumple con sus compromisos" aunque admitía que "algunos requieren de más tiempo" y "dedicación".
Entre esos más complejos está el traspaso de las competencias de inmigración y que Moncloa se niega a detallar si incluirá el control de fronteras, que siempre ha sido una competencia nacional. "Cuando haya un acuerdo será conocido por todos los ciudadanos", aseveraba. Tras elogiar las 25 leyes aprobadas, y que aquellas que parecían más difíciles como la reforma fiscal, el Gobierno hablaba sobre la moción de confianza que exige Junts.
"No hay ni intención ni necesidad" de registrarla, cuya competencia reside en el Gobierno, porque "el presidente del Gobierno cuenta con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos en este país, como se vio claramente demostrado en el pacto de investidura".

