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Descubre cómo... llega el agua a Madrid

Un complejo sistema con kilómetros y kilómetros de tuberías, catorce embalses, trece estaciones potablizadoras y decenas de depuradoras consiguen que Madrid tenga una de las mejores aguas de España. Este es el camino que el agua sigue desde la sierra hasta su grifo y luego de vuelta a la naturaleza. Textos y fotografías: C.Jordá

Dentro del embalse
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Dentro del embalse

En el interior de la presa esta sala, quizá la mayor de la gran estructura, es desde la que se abre o se cierra el suministro a las dos grandes tuberías que llevarán el agua a la estación depuradora y de allí a Madrid. Cada tubería tiene dos válvulas -los cuatro cilindros verdes que vemos al fondo-: una de seguridad y otra la que se opera habitualmente.

El agua inicia su camino
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El agua inicia su camino

A través de estas grandes tuberías el agua inicia su camino. Una peculiaridad que sorprenderá a algunos es que es posible tomarla a distintas profundidades del embalse, dependiendo de la calidad del agua en cada momento y de las facilidades que ofrezca para el posterior tratamiento.

El principio
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El principio

Aquí empieza todo, en los embalses que el Canal de Isabel II tiene en la sierra de Madrid. Son 14 de distintos tamaños y de distintas épocas y algunos incluso de dos épocas, como este Embalse de Santillana que hemos visitado y que fue construido por el Marqués de Santillana a principios del siglo XX y luego ampliado en los años sesenta. La vieja presa, que en la imagen vemos casi completamente sumergida, tenía elementos peculiares como la torre, cuyo fin es meramente decorativo.

Elementos de seguridad
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Elementos de seguridad

Pero una presa es mucho más que una pared y unas tuberías, son por ejemplo elementos de seguridad como estos sensores que están enterrados varios metros en la estructura que dan lecturas en tiempo real de si se producen torsiones o desplazamientos, incluso milimétricos.

Control
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Control

Como se puede ver, la revisión de las medidas de seguridad es continua gracias a dispositivos electrónicos que dan medidas en tiempo real de todos los sensores distribuidos por la estructura de la presa.

Fuera del embalse
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Fuera del embalse

Este es el punto en el que agua abandona el embalse a través de las tuberías que vemos en el interior. De ahí pasa a dos pequeñas estaciones: una en la que se reduce la enorme presión a la que el agua sale de la presa y una segunda en el que se le hace un primer pretatamiento. De allí parte a la planta potabilizadora.

Caudal ecológico
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Caudal ecológico

Los responsables del embalse de Santillana también tienen que mantener el "caudal ecológico": la cantidad de agua que hay que verter en el cauce del río -en este caso el Manzanares- que son unos 500 litros por minuto. Esta es la tubería por la que ese agua vuelve a su cauce natural.

Tecnología punta
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Tecnología punta

Cuando el agua llega a la estación de tratamiento de aguas y potabilización el primer tratamiento que recibe es un proceso de oxidación que elimina buena parte de los microorganismos que pudiese tener el agua. Se hace con un proceso de alta tecnología en el que se introducen en el agua cloro y ozono. El líquido elemento se guarda en depósitos muy profundos y el ozono se inyecta por debajo para que, en su recorrido hacia la superficie, tenga el mayor contacto posible con los elementos a eliminar. Para esto se utiliza tecnología de última generación como las máquinas que vemos en la imagen.

Segundo paso
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Segundo paso

El agua sigue en lo que será su completo proceso por la estación de tratamiento que tiene varios pasos, cada uno de los cuales va mejorando la calidad de un agua que desde luego se podría consumir mucho antes de terminar el proceso. Después de la primera oxidación el proceso se enfoca a eliminar algunas pequeñas partículas que lleva el agua. El método es añadir agentes coagulantes que hacen que estas partículas se vayan uniendo y, al ser más grandes, se puedan eliminar.

Frenando el agua
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Frenando el agua

Para que se produzca de forma natural la decantación -que esas partículas que han ido aumentando su masa al ir uniéndose se queden en el fondo y el agua limpia siga su camino- hay que frenar la fuerza con la que se desplaza el agua, pasando de una corriente rápida a estar prácticamente estancada.

Decantación
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Decantación

Colocada en grandes depósitos como los de la imagen, que son bastante más profundos de lo que parece, las partículas van uniéndose y cayendo al fondo mientras que el agua, ya ciertamente cristalina, se va vertiendo poco a poco por la parte superior.

Un nuevo filtrado
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Un nuevo filtrado

El agua sigue su camino y el siguiente paso es un proceso de filtrado en grandes tanques como el de la imagen. El agua se filtra por el suelo y atraviesa una capa de arena en la que se quedan más impurezas. Tras este paso en muchas ocasiones el agua ya se dirige al consumo, pero en las plantas potabilizadoras del Canal de Isabel II todavía hay un paso más...

Filtros de carbono activo
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Filtros de carbono activo

Las últimas impurezas se eliminan gracias a un sistema de filtros de carbón activo, grandes tanques con toneladas de este material que crea poros microscópicos a través de los cuales pasa el agua pero no ciertas sustancias que la pueden acompañar y que no afectarían en ningún caso a la salud pero sí al sabor y el olor del agua.

Minúsculo
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Minúsculo

Estas son las pequeñas partículas de carbon activo sin las cuales probablemente el agua de Madrid no tendría tan buen sabor.

Años de uso
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Años de uso

Y este es el aspecto que tiene el tanque de carbón activo cuando ya no le queda agua. El carbón se utiliza durante años y, además, después una empresa externa lo trata y puede volver a usarse unos años más.

Control absoluto
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Control absoluto

Todos los procesos en la planta potabilizadora son controlados permanentemente por medios de la más alta tecnología. Además, el agua es analizada diariamente en cada etapa del proceso y, obviamente, a la salida. El tratamiento en la ETAP ha durado unas cuatro horas y ahora el agua ya viaja hacia Madrid capital y otras localidades de la Comunidad.

En casa
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En casa

Unas ocho horas después -aproximadamente- el agua habrá llegado a nuestras casas. Esto hace que el trayecto desde el embalse al grifo doméstico dure unas doce horas en total. Para traer el agua a nuestro hogar es necesaria, además de lo que hemos visto, una red de unos 17.000 kilómetros de cañerías.

Aquí no acaba el ciclo
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Aquí no acaba el ciclo

Pero, ¿qué ocurre una vez usado el líquido elemento? Lo cierto es que el ciclo de tratamiento del agua sigue mucho más allá... y ahora vamos a verlo.

Tratando las aguas residuales
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Tratando las aguas residuales

Para conocer el tratamiento de las aguas residuales visitamos otra instalación de Canal de Isabel II Gestión, en esta ocasión la EDAR de Manzanares del Real, que da servicios a varios pueblos de la sierra madrileña. En esta depuradora el tratamiento se inicia eliminan del agua los grandes residuos con la gran pala mecánica que vemos en la imagen.

Empieza el circuito de limpieza
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Empieza el circuito de limpieza

Tras eliminar esos primeros residuos de gran tamaño el agua residual inicia en estos pequeños depósitos un circuito en el que paso a paso se van eliminando las distintas impurezas que tiene.

Primer filtro
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Primer filtro

Lo primero que hace es pasar a través de una rejilla móvil en la que, como vemos, se quedan adheridos papeles y plásticos varios. Éstos son después apartados automáticamente y lanzados a contenedores.

Eliminación de grasas
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Eliminación de grasas

Después del primer enrejado el agua pasa a dos nuevos tanques en los que determinados elementos -por ejemplo, ciertas grasas- se van decantando, tal y como se ve a la derecha.

Floculación
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Floculación

En estos tanques se someten los restos a un proceso del que ya hemos visto en la potabilización del agua: la floculación. Se deja que determinadas partículas se vayan uniendo y decantándose hacia el fondo, de forma que el agua que sigue el ciclo y que es tomada más en superficie ya está más limpia.

Primera decantación
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Primera decantación

En estos tanques circulares de decantación el agua sigue limpiándose de impurezas, para ello se vierte por el centro y se utiliza la acción de un gran 'pala' -el brazo blanco que vemos en la imagen- que va moviendo ligeramente el agua. La forma del fondo, más profundo en el centro que en los bordes, favorece también el proceso.

Procedimientos mecánicos
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Procedimientos mecánicos

Como vemos, el agua ya presenta un aspecto mucho más limpio al salir de esta primera decantación. Por el momento sólo se han utilizado diferentes procedimientos mecánicos, ya que en esta planta depuradora no se utiliza ningún tipo de aditivo químico.

Con microorganismos
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Con microorganismos

Tras la primera decantación el agua pasa a unos tanques en los que interactúa con una serie de microorganismos que eliminan muchos de los componentes químicos que todavía lleva el agua. Tampoco aquí se utilizan aditivos químicos, los responsables de la planta se limitan a "crear" y mantener un ecosistema de curioso aspecto, tal y como vemos en la imagen.

Manteniendo las condiciones
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Manteniendo las condiciones

Para que las condiciones se mantengan en el ecosistema artificial de microorganismos es necesario que con cierta frecuencia se realicen una "batidas" que oxigenan el ambiente. El aspecto del líquido no es el más agradable, pero lo cierto es que se siguen dando los pasos para su limpieza total.

Última decantación
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Última decantación

Tras la interacción con los microorganismos, el agua ya está casi preparada para volver a la naturaleza. Sólo será necesario un último proceso de decantado, muy similar al que ya hemos descrito anteriormente, tras el que el agua ya está verdaderamente limpia.

Vuelta a la naturaleza
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Vuelta a la naturaleza

El agua ya está lista, sólo queda volver a la naturaleza, lo que en el caso de esta EDAR se hace en el propio embalse de Santillana. Aunque, por supuesto, no está indicada para el consumo humano, al final del proceso su calidad es tal que según los técnicos de la planta puesta en un vaso no se distingue a simple vista del agua del grifo.

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