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¿Ordenó el secretario de Guerra de Trump ejecutar a náufragos venezolanos?

El secretario de Guerra de EEUU, Pete Hegseth, está bajo fuego político tras un operativo contra barcos venezolanos.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, está en problemas. Dado que Trump decidió cambiar el nombre de su ministerio y llamarlo "Departamento de Guerra", supongo que su título ahora es el de secretario de Guerra. Y es precisamente por exceso de ardor guerrero por el que ahora están pidiendo su cabeza.

El secretario de Guerra, bajo presión

Todo se remonta a septiembre, cuando dieron comienzo una serie de operaciones contra embarcaciones venezolanas sospechosas de transportar drogas hacia Estados Unidos. No es que entre por esa vía un volumen masivo de droga, pero sí una cantidad suficientemente significativa como para querer cerrar esa vía. De modo que Trump ordenó bombardear y hundir esos botes. Es jurídicamente dudoso que esto sea legal dentro del marco estadounidense, porque Estados Unidos no está en guerra ni con Venezuela ni con nadie en la zona, y emplear a las fuerzas armadas para tareas de este tipo siempre plantea problemas de legalidad.

Sin embargo, lo que realmente ha puesto a Hegseth en apuros no es la operación en sí misma, sino lo ocurrido en el primer ataque. Según una información publicada por el Washington Post —que la administración Trump calificó inmediatamente de fake news—, los militares estadounidenses detectaron que había dos supervivientes tras bombardear el primer barco al que atacaron en el mar del Caribe. Entonces se produjo un segundo bombardeo. Según las fuentes anónimas en las que el diario basó su exclusiva, Hegseth había dado previamente una instrucción general de que no quedaran supervivientes, y el almirante al mando interpretó, al ver a esos dos hombres en el agua, que debía acabar con ellos.

El apoyo ambiguo de Trump

El texto no dejaba claro ni cuál fue exactamente la orden ni si hubo una orden explícita una vez detectados los náufragos vivos o si simplemente se aplicó una directriz previa de forma excesiva; tampoco está claro si el segundo ataque fue para rematar a los supervivientes o porque el barco aún no se había hundido del todo. En realidad no está claro casi nada, pero la sola posibilidad ha sido considerada lo suficientemente grave como para que incluso senadores y congresistas republicanos hayan exigido una investigación.

Trump ha respaldado a Hegseth, pero lo ha hecho de forma ambigua, aclarando que le parece mal un segundo ataque tal y como lo describió el Post. En todo caso, resulta curioso que la situación del secretario de Guerra sea precaria por esto y no por el hecho de estar hundiendo barcos en medio del Caribe sin declaración de guerra ni mandato claro del Congreso, aunque es verdad que los presidentes estadounidenses siempre han reclamado cierta flexibilidad ejecutiva. Basta recordar que Obama ordenó ataques con drones por medio mundo —incluso contra ciudadanos estadounidenses en suelo extranjero— sin mayores problemas legales ni una fuerte contestación interna ni de su partido ni de la oposición.

El objetivo en Venezuela

Tampoco está del todo claro cuál es el verdadero objetivo de Trump con esta campaña. Venezuela no es la principal ruta de entrada de drogas a Estados Unidos, aunque sí es uno de los principales emisores de criminales que han entrado ilegalmente en Estados Unidos, algo de lo que Trump se ha quejado repetidamente. Es posible que hundir estas embarcaciones, desplegar buques de guerra y amenazar con operaciones terrestres para desmantelar aún más la infraestructura narcochavista no sea más que el primer paso para presionar hasta derrocar al régimen y dar un paso esencial para desmantelar una serie de regímenes hostiles a Washington. Sería, en definitiva, una especie de resurrección de la Doctrina Monroe, que hace ya un par de siglos estableció que América Latina es el patio trasero de Estados Unidos y que Washington puede y debe hacer allí lo que considere conveniente.

Habrá que ver qué le acaba pasando al bueno —o al malo, según se mire— de Pete Hegseth y cómo evoluciona la situación con Venezuela para ver si nos enteramos de cuáles son los propósitos reales de Trump.

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