La fecha pactada es un término medio entre el calendario inicialmente propuesto por el canciller Olaf Scholz y la petición de adelantar los comicios planteada por el líder de la oposición, Friedrich Merz, del partido conservador CDU.
El acuerdo fue alcanzado tras días de intensas negociaciones entre las principales fuerzas políticas, quienes discutieron los plazos y las circunstancias en torno a las elecciones. Scholz había planteado originalmente que las elecciones se celebraran en la primavera de 2025, mientras que Merz había abogado por adelantarlas al otoño de 2024, argumentando que el gobierno actual ha perdido apoyo popular y que era necesario un cambio más urgente.
La fecha finalmente elegida, el 23 de febrero, permitirá a los partidos contar con el tiempo necesario para organizar sus campañas, pero también responde a la presión del CDU y otros partidos de la oposición para no esperar demasiado. Además, esta solución ofrece al gobierno una salida intermedia que le permite mantener cierta estabilidad hasta ese momento, sin que el adelanto electoral implique una crisis de gobernabilidad.
El canciller Scholz, al anunciar el acuerdo, destacó la importancia de garantizar una transición ordenada y un proceso electoral transparente. "Hemos llegado a un consenso que permite a todos los partidos prepararse adecuadamente para las elecciones, en un contexto de diálogo y respeto mutuo", afirmó Scholz en rueda de prensa. "Este acuerdo refleja el compromiso de todos los actores políticos con la estabilidad y la democracia en nuestro país."
Por su parte, Friedrich Merz celebró la decisión de adelantar las elecciones, aunque expresó su deseo de que se hubiera fijado una fecha aún más temprana. "Es un paso en la dirección correcta, aunque la situación del gobierno requiere una respuesta más rápida. Los alemanes merecen tener la oportunidad de elegir un nuevo liderazgo lo antes posible", señaló el líder conservador.
La fecha del 23 de febrero coloca a las elecciones parlamentarias alemanas a principios de 2025, lo que implicará una intensa campaña electoral durante los primeros meses del año. La posibilidad de un cambio de gobierno está sobre la mesa, ya que los sondeos recientes muestran un creciente descontento con la coalición de gobierno encabezada por el Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz, especialmente en temas como la gestión de la economía y la crisis energética.
Este acuerdo político, aunque ha puesto fin a las disputas sobre el calendario electoral, no resuelve las tensiones internas entre los partidos, que ya han comenzado a movilizarse para la campaña. Con la fecha ahora fijada, la política alemana entra en una nueva fase, marcada por la anticipación de las elecciones y el análisis de qué opciones tiene el electorado para las urnas de febrero.