Israel destapa la farsa de la flotilla al no encontrar la ayuda humanitaria y un ministro les espeta: "¡Terroristas!"
"Como habíamos avisado, esto no iba sobre ayuda humanitaria, siempre fue una provocación", dice Israel.
Israel ha interceptado de madrugada el último barco de la denominada Global Sumud Flotilla, el grupo de embarcaciones que con tripulantes como Ada Colau y Greta Thunberg navegaba hacia Gaza con la excusa de llevar ayuda humanitaria y romper el bloqueo a la franja. En total, el país ha detenido más de 40 barcos y ha llevado a puerto 473 tripulantes, entre ellos una treintena de españoles.
Aunque el comité de la flotilla señalaba que su misión era el transporte de ayuda humanitaria y voluntarios para "romper el asedio ilegal", autoridades israelíes están divulgando imágenes en las que se ve que la ayuda, que Israel se había ofrecido a llevar a puerto, es prácticamente inexistente.
En un vídeo difundido por la Policía israelí, un agente muestra cómo en "una de las embarcaciones más grandes" no han encontrado la supuesta comida y suministros para ayudar al pueblo gazatí. "Eso explica por qué cuando nosotros y otros países nos ofrecimos a ayudarles y llevarlos a la franja lo rechazaron. Ahora sabemos por qué: esto no iba de llevar ayuda a Gaza, esto iba de titulares y redes sociales".
Al mismo tiempo, se están difundiendo imágenes del ministro de Seguridad israelí, Ben Gvir (uno de los vetados por Pedro Sánchez) visitando a los tripulantes recién llegados a puerto: "¡Son terroristas! Apoyan a asesinos". Señalándolos, dice que sus barcos eran un "desastre" y evidencian que no venían a traer ayuda, "venían a apoyar a los terroristas", en alusión a Hamás.
En las imágenes, también se ve a Gvir subiendo a uno de los barcos interceptados por la Armada israelí y mostrando su interior mientras lo registran policías. "Están buscando la ayuda humanitaria", dice el ministro. "No veo nada, me dicen que sólo había una caja con leche de fórmula", añade mostrando el interior de la embarcación: "Sólo hay el desorden de una gran fiesta".
¿Alguien creía en la ayuda?
Lo cierto es que había serias dudas sobre esa ayuda humanitaria por varias razones. La primera por las propias características de los barcos, la mayor parte de ellos muy pequeños y muy poco adecuados para la carga; la segunda por la larguísima navegación, un mes, desde la partida de la flotilla de Barcelona: resultaba poco creíble que hubiese espacio para algo más que los muchos víveres necesarios para treinta días en el mar.
Pero lo que ya prácticamente confirmó esas sospechas fue la negativa de los miembros de la flotilla a desembarcar la ayuda en un puerto seguro, con el compromiso de que esta llegaría a Gaza. Incluso había un compromiso del que participan Italia y el Patriarcado Latino de Jerusalén para dejar la ayuda en Chipre y que desde allí fuese a Gaza.
Además, Israel ha hecho pública la última llamada, realizada ya en la noche del pasado miércoles justo antes de que empezasen las maniobras para interceptar los barcos, en la que sus fuerzas armadas se comprometían a que, si la ayuda se entregaba en un puerto de Israel, esta sería transferida a Gaza, "después de una inspección".
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