El afán recaudador de Hacienda no tiene límites y puede llegar a extremos insospechados en su persecución a los contribuyentes. Así lo ha destacado en una entrevista concedida en Con Ánimo de Lucro el exdirector general de la Agencia Tributaria, Ignacio Ruiz-Jarabo, que ha narrado un caso que vivió en primera persona en el que el Fisco persiguió a un ciudadano hasta la muerte.
Concretamente, Ruiz-Jarabo ha señalado que el fallecido, que fue cliente suyo, era un empresario propietario de una PYME que, en un momento determinado, recibió una inspección por parte de la Agencia Tributaria, que exigía 15 millones de euros y pedía, tanto para él como su mujer, 38 años de prisión. En todo caso, tanto el empresario como su mujer fueron absueltos por la Justicia.
Ahora bien, durante el tiempo que duró el procedimiento judicial, la familia se vio perjudicada económicamente, puesto que puesto que durante más de cinco años tuvieron su patrimonio embargado y sus cuentas bloqueadas. Todo ello supuso una ruina para sus empresas, pero también les afectó a ellos, dado que se vieron obligados a pedir préstamos a sus familiares para pagar su defensa jurídica.
No obstante, a pesar de la sentencia de los tribunales, la Agencia Tributaria decidió seguir su persecución por la vía administrativa, motivo por el cual permanecieron bloqueadas sus cuentas y su patrimonio continuó embargado. Sin embargo, desgraciadamente el resultado de este acoso por parte del Fisco fue que el empresario acabó falleciendo de un ictus como consecuencia del acoso y la persecución sufridos.