
España ha vivido un nuevo "verano extraordinario" en sus campings. Con una ocupación media del 90% en julio y agosto, y picos del 100% en algunos destinos, "el sector se consolida un año más como uno de los segmentos turísticos más potentes en España", según la Federación Española de Campings. De hecho, la temporada 2025 podría incluso superar las cifras históricas de 2024, cuando se alcanzaron 6,5 millones de viajeros y 31 millones de pernoctaciones, según datos provisionales.
En junio y julio se registraron 145.000 viajeros más que en 2024 y 1,3 millones más de pernoctaciones que en 2023. Agosto cerró con prácticamente todo ocupado y septiembre está arrancando con un 60% de plazas cubiertas, una cifra elevada para un mes tradicionalmente de menor actividad.
Sin embargo, detrás de estas cifras récord hay una triste realidad incómoda para los empresarios: "Los campistas mantienen su estancia media de siete días, pero gastan bastante menos". La propia federación del sector reconoce que los clientes han reducido de forma significativa el consumo en bares, terrazas y restaurantes de los campings, así como en actividades complementarias.
El perfil del campista: vacaciones largas, consumo corto
El campista suele pertenecer a rentas medias y bajas. El camping es la opción más asequible frente a hoteles y apartamentos, y permite estancias prolongadas con menor coste fijo. Este verano, la subida media de precios ha sido de un 7%, muy por debajo de la inflación acumulada de los últimos años (17% – 20%), lo que ha facilitado mantener la fidelidad de este cliente.
El problema es que el presupuesto destinado a ocio se ha recortado. Muchos veraneantes llevan su propia comida, recurren al supermercado en lugar de la restauración y limitan el gasto en extras. El resultado: ocupaciones llenas, pero márgenes estrechos para los gestores de los campings.
"Este verano, mi pareja y yo hemos ido de camping por primera vez. Solíamos optar por apartamentos vacacionales, pero los precios en la Costa Brava son imposibles y también era más cómodo porque tenemos un perro. El caso es que pudimos reducir los gastos haciendo la compra en un Mercadona y limitando las visitas al chiringuito y los restaurantes", ha explicado Eva, de 40 años, a Libre Mercado.
El contraste con el turista internacional
El panorama cambia si se observa el comportamiento del turismo extranjero. Entre enero y julio de 2025, más de 55,5 millones de visitantes internacionales llegaron a España, dejando un gasto total de 76.074 millones de euros, un 7,2% más que en el mismo periodo de 2024. No solo vienen más, sino que gastan más: en julio, cada turista internacional desembolsó una media de 1.493 euros, con un gasto diario de 210 euros.
La temporada turística de 2025 dibuja, por tanto, un escenario de dos velocidades: mientras que el turismo nacional sigue siendo masivo en ocupación, cada vez es más austero en consumo. El turismo internacional, por el contrario, tiene un gasto creciente que sostiene la facturación de la hostelería.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirma que "la familia media española ha aumentado un 9% su renta disponible real desde el año 2018". Sin embargo, está claro que el poder adquisitivo real ha descendido tal y como demuestran las terrazas y restaurantes prácticamente vacíos o con un consumo mínimo en pleno verano.


