
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) ha publicado un nuevo trabajo en el que propone una reforma profunda pero gradual del sistema público de pensiones español. Los economistas José Enrique Devesa, Rafael Doménech y Robert Meneu plantean sustituir progresivamente el modelo actual por un sistema de cuentas nocionales, una fórmula ya utilizada en países como Suecia, Italia o Letonia, que busca asegurar la sostenibilidad financiera y mejorar la equidad intergeneracional.
En el modelo de cuentas nocionales, cada trabajador acumula a lo largo de su vida laboral un capital virtual equivalente a sus cotizaciones. Al llegar la jubilación, esa cantidad se convierte en una pensión mensual calculada de forma automática según dos factores: la esperanza de vida y la evolución económica. No se trata de una cuenta real con dinero invertido, pero sí de un mecanismo que vincula directamente lo que cada persona aporta con lo que finalmente recibe, evitando transferencias ocultas entre colectivos y reduciendo los desequilibrios financieros que hoy tensionan el sistema.
Las simulaciones de FEDEA muestran que, en un escenario optimista —con un crecimiento económico del 2,2 % anual—, la pensión inicial bajo este nuevo modelo sería un 12,2 % inferior a la del sistema actual. A cambio, no se necesitaría recurrir a financiación adicional y el sistema sería más justo y estable. Además, al eliminar la presión financiera sobre el Estado y mejorar el entorno para la inversión y la productividad, la renta total de los ciudadanos a lo largo de su vida podría incluso aumentar. Según el estudio, quienes saldrían más beneficiados serían las personas con salarios más bajos, quienes han cotizado durante más años, los que se jubilan anticipadamente y, de forma indirecta, los autónomos, ya que el nuevo sistema garantiza la proporcionalidad entre aportaciones y pensión esperada.
La propuesta no implica un cambio brusco, sino una transición planificada de veinte años. El sistema comenzaría a aplicarse a las pensiones de quienes nacieron a partir de 1971, combinando inicialmente el nuevo cálculo con el sistema actual. Cada año, el peso de las cuentas nocionales aumentaría un cinco por ciento, de modo que la generación de 1971 tendría un 5 % de su pensión calculada con el nuevo modelo y un 95 % con el actual, mientras que la generación de 1990 ya estaría completamente bajo el nuevo esquema. Con este calendario, el gasto en pensiones podría reducirse en torno a un 0,6 % del PIB en 2050 si la economía evoluciona favorablemente y hasta un 1,7 % si el crecimiento es más débil.
Para las proyecciones se mantiene un tipo de cotización en torno al 21 %, muy similar al actual, y la edad de jubilación se iría ajustando de forma automática en función de la esperanza de vida, manteniendo estable la relación entre años cotizados y años cobrando la pensión. Las aportaciones se actualizarían con la evolución media del PIB a largo plazo y el sistema incorporaría mecanismos automáticos de ajuste, como un fondo de reserva y reglas de activación y reversión, que permitirían adaptarse a cambios demográficos o económicos sin necesidad de reformas políticas urgentes.
Uno de los efectos más destacados de esta reforma sería la convergencia de España con el resto de Europa en términos de tasa de sustitución —la relación entre la pensión y el último salario—. Actualmente, la pensión media española equivale al 74 % del salario medio y al 107 % del salario más frecuente, una cifra muy superior a la de la mayoría de los países europeos. Con un sistema de cuentas nocionales, esa tasa se situaría en torno al 50-60 %, niveles similares a los de países con sistemas más sostenibles a largo plazo. FEDEA subraya que esta reducción no comprometería la suficiencia básica, ya que se mantendrían los complementos a las pensiones mínimas financiados con impuestos.
Los autores insisten en que una reforma de esta envergadura requiere un amplio consenso político y social. Para asegurar una transición ordenada sería necesario proteger a los colectivos vulnerables, impulsar sistemas complementarios de ahorro, constituir un fondo de reserva sólido, garantizar un marco fiscal estable y ajustar técnicamente el sistema de manera periódica y transparente. Si se cumplen estas condiciones, sostienen, la reforma permitiría estabilizar las cuentas públicas, restaurar la confianza en la viabilidad del sistema y evitar que el peso de su financiación recaiga de forma desproporcionada sobre las generaciones más jóvenes.
Más allá de su efecto financiero, un sistema basado en cuentas nocionales también podría cambiar comportamientos. Al vincular directamente cotizaciones y prestaciones, incentivaría a prolongar la vida laboral, invertir en formación y aumentar el ahorro complementario. Para FEDEA, esta reforma representa una oportunidad de modernizar el sistema público de pensiones sin desmontarlo, asegurando su sostenibilidad, reforzando la equidad y ofreciendo mayor previsibilidad y transparencia a los ciudadanos.



