
Chile celebró este domingo la primera vuelta de sus elecciones presidenciales y el aspirante de derecha José Antonio Kast volvió a situarse en el balotaje, confirmando el giro político que vive el país tras el desgaste del gobierno de Gabriel Boric. Kast disputará la segunda vuelta del 14 de diciembre contra la candidata oficialista Jeannette Jara, tras una votación marcada por la fragmentación de la derecha y el desplome del progresismo.
El avance de Kast se explica en buena medida por el peso que ha dado a su programa económico. Su campaña ha puesto el foco en un diagnóstico claro: Chile ha perdido dinamismo, la inversión está estancada, la productividad cae y las rigideces regulatorias impiden que los proyectos mineros, energéticos y de infraestructura avancen con normalidad. Frente a este cuadro, su propuesta combina ajuste, orden institucional y una apuesta decidida por las libertades económicas.
El plan fiscal contempla un recorte del gasto cercano a los 6.000 millones de dólares en un horizonte de 18 meses. El énfasis está puesto en adelgazar el aparato político-administrativo, reducir duplicidades y revisar programas que, según su equipo, no muestran resultados verificables. Kast insiste en que el ajuste no afectará beneficios sociales esenciales, aunque distintos economistas cuestionan si ese volumen de reducción puede alcanzarse sin tocar partidas más sensibles.
Facilitación regulatoria
La otra gran línea de acción es la facilitación regulatoria. Kast plantea simplificar permisos, acortar plazos y reformar normas ambientales y sectoriales que hoy bloquean inversiones clave. Su equipo económico defiende que Chile no puede permitirse más cuellos de botella si quiere recuperar competitividad frente a países como Perú, Colombia o incluso Estados Unidos, donde se han habilitado procesos expeditos para proyectos estratégicos.
En paralelo, propone una rebaja del Impuesto de Sociedades y modificaciones en el régimen tributario para incentivar la inversión extranjera, el emprendimiento y la formalización del empleo. El mensaje es nítido: volver a situar a Chile como la economía más atractiva y previsible de América Latina.
La candidatura oficialista sostiene que estas medidas implican un retroceso en protección social y estándares ambientales. La campaña de Kast responde que el verdadero riesgo para Chile es seguir atrapado en un modelo de estancamiento, con baja creación de empleo y un sector público que consume recursos sin mejorar la calidad de los servicios.
La segunda vuelta se perfila así como una confrontación entre dos modelos opuestos: continuidad del rumbo progresista del ciclo Boric o retorno a una agenda de crecimiento con una reducción del intervencionismo estatal. Para Kast, la economía será el eje de la contienda. Para buena parte del electorado, también.



