
El Gobierno de Reino Unido, a través de su ministro de Hacienda, anunció hace poco más de una semana que los vehículos eléctricos y algunos vehículos híbridos empezarán a pagar un impuesto por kilómetro recorrido a partir de abril del año 2028.
A partir de dicha fecha los conductores de coches eléctricos tendrán que pagar una tasa de circulación de 3 peniques por milla (0,021 euros por kilómetro), mientras que los propietarios de híbridos enchufables tendrán que pagar 1,5 peniques por milla (0,011 euros por kilómetro). Estas tasas además estarán ligadas a la inflación, de manera que subirán o bajarán con ella.
Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), que es el organismo independiente del gobierno, este nuevo impuesto equivale aproximadamente a "la mitad del impuesto sobre el combustible que pagan los conductores de automóviles de gasolina". Así pues, parece que con esta medida el Reino Unido busca equilibrar unas finanzas marcadas por la caída en los impuestos sobre los combustibles fósiles.
El Gobierno busca recaudar más de 1.255 millones de euros con este impuesto
También desde la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria se ha indicado que esta medida podría aportar en el primer año un total de más de 1.100 millones de libras en recaudación (1.255 millones de euros) y para el periodo fiscal entre 2030-31 esta medida tendría un impacto recaudatorio de 1.900 millones de libras (2.160 millones de euros). Todo esto ocurriría siempre y cuando el ritmo de compra de los vehículos eléctricos siga manteniendo el nivel actual, algo que esta oficina ha puesto en duda al decir que el nuevo impuesto "probablemente reducirá la demanda de coches eléctricos, ya que aumenta su costo de vida útil".
En este sentido, la OBR también avisa que "para cumplir con el mandato, los fabricantes tendrán que responder bajando los precios o reduciendo las ventas de vehículos no eléctricos". De acuerdo con los cálculos del organismo público, esta nueva medida tendrá un impacto negativo de 440.000 ventas menos de coches eléctricos, aunque afirman que otras políticas gubernamentales podrían ayudar a compensar alrededor de 320.000 de estas ventas.
Hay dudas sobre su aplicación
Por otro lado, y aunque se ha anunciado que dicha medida entrará en vigor a partir de abril del 2028, el gobierno no tiene nada claro cómo funcionará exactamente el plan para saber cuántos kilómetros recorre cada coche. En teoría, las lecturas del kilometraje se deberían basar en los odómetros de los vehículos, aunque el propio gobierno reconoce que estos pueden ser manipulados o "marcados".
Desde el Gobierno de Reino Unido se reconoce que la introducción de este impuesto "podría aumentar la probabilidad de que los conductores opten por marcar sus vehículos", afirmando que estaban buscando alguna forma de mitigar este problema.
Así pues, parece que el Gobierno de Keir Starmer busca nuevos ingresos fiscales y para ello ya han fijado el objetivo en uno de los grupos que hasta ahora se estaban beneficiando de un trato más laxo por parte de la Hacienda británica, aunque esa felicidad parece que no les va a durar mucho más tiempo.

