El péndulo de la historia en Chile ha oscilado con una fuerza inusitada. La contundente victoria de José Antonio Kast, líder de la coalición conservadora Cambio por Chile, no es solo un cambio de administración; es el triunfo rotundo de las opciones liberales y de mercado frente a la deriva estatista y el dominio ideológico que intentaron imponer el saliente presidente Gabriel Boric y su candidata, la comunista Jeanette Jara.
Con un aplastante 58,2% de los votos, Kast no solo ganó, sino que arrasó en las 16 regiones, incluyendo antiguos bastiones de la izquierda. Esta clara señal de las urnas marca el final de un experimento político que, bajo la sombra del gobierno de Boric y con la promesa de una mayor intervención estatal, solo consiguió alimentar la incertidumbre, la inseguridad y el estancamiento económico.
El electorado chileno ha rechazado de plano la alternativa que representaba Jeanette Jara. La derrota de la exministra, que encarnaba la continuidad de un proyecto más cercano a las tesis comunistas, certifica el hartazgo ciudadano ante una gestión que priorizó el gasto ideológico y la división social por encima de la prosperidad y la seguridad. El mensaje es inequívoco: Chile busca estabilidad, orden y crecimiento, no más experimentos.
La Agenda Económica Liberal como Antídoto
La clave de la victoria de Kast reside en su audaz y disciplinado programa económico, un verdadero antídoto contra el intervencionismo. Su plan es una declaración de intenciones a favor de la inversión y la confianza:
Rebaja Fiscal Drástica: La propuesta de reducir el Impuesto de Sociedades del 27% al 20% y rebajar el tipo marginal máximo del Impuesto sobre la Renta del 40% al 35% envía una señal poderosa al mundo: Chile vuelve a ser un destino atractivo para el capital. Al descartar impuestos al patrimonio o a la riqueza, Kast elimina las distorsiones que penalizan el ahorro y la creación de empleo.
Ajuste del Gasto: El compromiso de un ajuste del gasto público de entre 4 y 6 puntos del PIB, mediante la eliminación de ministerios y programas "ideológicos", es crucial. Este rigor fiscal busca alcanzar el equilibrio estructural sin subir impuestos, rompiendo con la irresponsabilidad fiscal que a menudo acompaña a los gobiernos de izquierda.
Blindaje de Pensiones: Frente a la tentación populista de crear un sistema de reparto, Kast blinda la capitalización individual y refuerza el modelo de las AFP. Esto garantiza la propiedad de los ahorros y fomenta la competencia, un paso esencial para la sostenibilidad a largo plazo.
El presidente electo ha prometido "reconstruir" el país y devolver la ley y el orden, un clamor de la ciudadanía. La victoria de Kast es, en esencia, una victoria de la sensatez sobre la ideología y una nueva oportunidad para que Chile, el histórico faro del liberalismo en la región, recupere la senda del crecimiento sostenido y la libertad económica.

