
Menos ruido y más nueces. Los españoles hemos cambiado nuestros gustos a la hora de salir a comer y, al parecer, hemos madurado. Estamos cansados de los fuegos artificiales y buscamos la coherencia y la autenticidad en el plato. Esta es una de las conclusiones del análisis anual de la consultora Linkers que apunta a que en la gastronomía (como en otros ámbitos de la vida) los españoles ya estamos hartos del gato por liebre y nos gusta ver (o incluso comprar) los productos que degustamos.
En la lista de ingredientes del éxito de los negocios que triunfarán en 2026, la consultora asegura que será esencial la "especialización y claridad". Ante un mercado saturado lleno de cartas extensas y confusas, triunfarán aquellos negocios que "saben exactamente qué son y que no intentan seducir desde la complejidad, sino desde la maestría de un producto concreto". Vamos, que ya no nos seducen los vendehúmos.
Además, el informe señala que, como moscas a la miel, seguiremos yendo a por esos lujos accesibles o, como dice el informe, a por la "democratización del lujo". Estamos hablando de degustar productos excepcionales —caviar, ostras, embutidos selectos, vinos singulares, cócteles creativos— aprovechando "barras especializadas, menús degustación a precios contenidos, propuestas temáticas y experiencias sensoriales".
Comprar y comer se fusionan
Otra de las estrategias ganadoras para el año que viene será la fusión entre comprar y comer. Según el informe de Linkers, despuntarán esos locales híbridos que combinan la venta de productos con la degustación en el propio local. "Queserías con mesas altas, tiendas de vino que ofrecen tapas y maridajes, panaderías evolucionadas en bistrós o ultramarinos tradicionales convertidos en espacios gastronómicos contemporáneos".
"Este modelo responde a una doble necesidad: garantizar ingresos constantes independientemente de los picos de consumo y ofrecer al cliente una experiencia auténtica, en la que puede ver, tocar y comprar aquello que prueba. Para el consumidor, estos negocios transmiten confianza; para el empresario, representan una diversificación inteligente", señala el informe.
Adiós a las cocinas fantasma
Otro de los grandes cambios que empiezan a vislumbrarse es el declive de las cocinas fantasma, esos espacios en los que no hay atención al público y que únicamente existen para producir comida que se distribuye en plataformas delivery como Glovo, Just Eat o Uber Eats.
Este modelo experimentó un fuerte auge hace unos años, pero la saturación, la falta de diferenciación y la desconfianza del cliente han provocado su desgaste. En su lugar, se impone un modelo más sólido: restaurantes con identidad física que desarrollan segundas marcas de delivery. Estamos hablando, por ejemplo, de GoXo, la marca de comida a domicilio impulsada por Dabiz Muñoz.
Consumidores más selectivos
Además de que la oferta gastronómica se ha multiplicado, los españoles hemos reducido el gasto destinado a comer en restaurantes. A falta de datos completos de 2025, durante las pasadas vacaciones de verano, los consumidores salieron un 14,3% menos que en el verano de 2024, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Además, según el portal de reservas The Fork, el gasto medio que realizaron los comensales españoles durante las vacaciones de verano fue de 27 euros por comida, frente a los 31 euros, un 15% más, que han invertido los turistas extranjeros.
Está claro que salir a comer sigue siendo frecuente, pero los datos también demuestran que cuidamos mucho más la elección de cuándo y cuánto gastar debido a la presión económica que soportan muchos hogares.


