
Con la llegada de Semana Santa, el aroma de canela y azúcar se expande por las calles madrileñas. Las torrijas se convierten en las verdaderas protagonistas de los obradores y pastelerías durante estas fechas. Cada año, miles de madrileños y visitantes mantienen viva esta tradición, haciendo que el consumo de torrijas alcance cifras récord en la capital.
Tradicionalmente vinculada a la Cuaresma, la torrija simboliza la austeridad y el aprovechamiento de ingredientes básicos como el pan, el huevo y la leche. Su consumo se popularizó en los hogares como forma de aprovechar el pan duro en tiempos de escasez.
Se prevé que tanto los madrileños como los turistas consumirán más de siete millones de torrijas en las casi 600 pastelerías artesanas de la región durante esta Cuaresma, según datos aportados por la Asociación de Empresarios Artesanos del Sector de la Pastelería de Madrid (ASEMPAS) en un comunicado.
La torrija se consolida como el segundo producto más vendido, mientras se prevé la venta de un millón de figuras, monas y huevos de Pascua, junto a otros dulces tradicionales como pestiños y bartolillos.
Este aumento en el consumo de los dulces se debe tanto al adelanto en la elaboración y venta de las torrijas, ya que desde el pasado mes de enero está en marcha la campaña, como también al creciente protagonismo del comercio electrónico y de los servicios de entrega a domicilio, al que acuden multitud de madrileños para hacer sus pedidos.
Innovación en las torrijas
Las torrijas de corte tradicional continúan reinando las mesas y mostradores de las pastelerías. Aunque se trata de uno de los dulces más típicos y antiguos –su origen se remonta a la Antigua Roma–, cada año surgen novedades por parte de los maestros pasteleros que reinventan dicho postre.
Chocolate, frutos secos, merengue, frutos rojos y otras frutas se incorporan a la receta tradicional, aportando matices innovadores al sabor clásico. Además, muchas pastelerías experimentan con nuevos baños más allá de la clásica leche o el vino, introduciendo licores, cervezas y otras alternativas que le dan un toque original al postre de la Cuaresma.
Desde ASEMPAS explican que el objetivo de estas innovaciones en la receta es "conectar con las raíces tradicionales, al tiempo que se invita a los consumidores a experimentar nuevas texturas y sabores, sin perder de vista el equilibrio entre tradición e innovación".
Por otro lado, las nuevas demandas alimenticias, como las alergias, las intolerancias al gluten o las dietas veganas, también se han incorporado a las nuevas recetas del dulce. De esta forma, todos los consumidores pueden disfrutar de la tradición sin preocupaciones.