El matrimonio político entre el Partido Popular y CiU parece consumarse. Los pasos se suceden a fin de alcanzar una alianza estable en el fondo, aunque no quede escrito en ningún documento. Tres días antes de que el Gobierno apruebe la reforma laboral, Soraya Sáenz de Santamaría se la expuso en privado a Duran Lleida, en el transcurso de un almuerzo de trabajo en un céntrico restaurante de Madrid.
Encima de la mesa, el paquete de reformas que el Ejecutivo central está paulatinamente aprobando, y que los nacionalistas catalanes apoyarán en las Cortes a no ser que cambien mucho las cosas. La cita fue “muy cordial”, como por otra parte es habitual.
De igual forma, se trataron asuntos que implican tanto al Gobierno como a la Generalidad. En concreto, trabajaron en la denominada comisión bilateral -entre los Ejecutivos central y autonómico-, y que está fijada en el nuevo estatuto catalán. Aunque no fijaron una fecha para la reunión, sí que hubo “avances”, en voz de varias fuentes.
La reunión entre Sáenz de Santamaría y Duran se produce, además, pocas fechas después de que Mariano Rajoy recibiera a Artur Mas en el palacio de la Moncloa. En su extenso despacho, de cerca de dos horas, el líder catalán le prometió su respaldo en las reformas, si bien no será un cheque en blanco; a medio plazo espera un gesto en favor del pacto fiscal.