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Los indicios de una negociación encubierta

Desde que Mayor Oreja alertara de que la negociación estaba en marcha, muchos han sido los indicios que han venido demostrando que tenía razón hasta la confirmación final con el último comunicado de la banda terrorista.

Mayor lanzó su aviso en marzo y en abril saltó el primer indicio, con la puesta en libertad de Rafael Díez Usabiaga, uno de los principales representantes del entorno de ETA en prisión. El juez Baltasar Garzón, contra el criterio del fiscal, decidió aceptar su petición de ponerle en libertad bajo fianza porque su madre dependiente deseaba que fuera él quien la cuidara. Pronto se descubrió que todo era un montaje: no existía aún documento alguno que probara la supuesta dependencia de la mujer. Además, Usabiaga tenía otras dos hermanas que podrían haberse hecho cargo de ella. Pese a ello, el batasuno continuó, y continúa, en libertad. Además, no se le ha visto por Lasarte. A su madre, sí: paseando.

Otro de los hechos que fueron corroborando la tesis de Mayor tuvo que ver con Arnaldo Otegi, el "hombre de paz" de Zapatero. También en abril obtuvo permiso para salir de la cárcel y visitar a su padre enfermo. Por ese motivo, fue trasladado desde Madrid a la cárcel vasca de Martutene. Como reveló LD, no volvió: a pesar de que no tenía ninguna autorización judicial para permanecer allí, el batasuno seguía disfrutando de un acercamiento de facto. Pocos días después de trascender la noticia, el Gobierno decidió trasladar a Otegi a Logroño, otra prisión cercana a su lugar de origen. Alegó "razones penitenciarias".

Con cuentagotas, continuaron conociéndose detalles de los privilegios que disfrutaban otros presos de la banda terrorista menos conocidos, algunos de los cuales sanguinarios. Varios de ellos estaban en la prisión alavesa de Nanclares de Oca gozando de permisos especiales que les permitían salir de la cárcel diariamente para estudiar o trabajar. Otros estaban a punto de lograr permisos similares. La respuesta de Rubalcaba fue cuando menos sorprendente: dijo ante la prensa que en Nanclares de Oca no hay presos de ETA. Se basaba en su supuesto arrepentimiento y petición de perdón por sus delitos. Las víctimas pronto le desmintieron.

Además de los hechos, ha habido declaraciones, como la del ministro del Interior, que han puesto sobre aviso a muchos. Las más destacadas, las de Jesús Eguiguren, que insistía en defender una solución dialogada a los años de terror y la vía de la negociación. Llegó a sugerir que Batasuna debía ser legalizada, algo que obligó a Rubalcaba a desautorizarle. Mayor denunció el teatro entre ambos. Por otro lado, Zapatero, en una entrevista concedida a El País, citó entre sus logros de estos seis años de gobierno su fracasada negociación con los terroristas. Textualmente, afirmó que "sembró una solución definitiva".

En estos meses, el entorno de la banda terrorista ha venido haciendo movimientos destinados a pedir una negociación y sugerir su alejamiento de los atentados terroristas –sin condenarlos en ningún momento–, con el objetivo claro de poder estar presentes en las elecciones de 2011. El último documento conocido fue el que trascendió el pasado viernes, en el que pedía a ETA un alto el fuego "verificable internacionalmente". Su presencia en las calles, a través de manifestaciones, ha sido creciente. Por otro lado, cabe destacar el papel creciente que están tomando en los últimos meses mediadores profesionales como Brian Currin. Este último dejaba ver recientemente la existencia de una negociación en marcha.

Los últimos indicios, muy recientes, han tenido que ver con los escoltas y la decisión de Interior de quitárselos a varias decenas de cargos políticos y empresarios en el País Vasco.

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