El Consejo Económico y Social nos acaba de sorprender con un análisis rocambolesco sobre la industria del cine: si Hollywood sigue produciendo tantas películas que en España gocen de aceptación, el cine español no tardará en desaparecer.
El fundamento del mercado es satisfacer al cliente. Quien no lo logra, se debe retirar o, como recomienda el CES, practicar el parasitismo: pedir subvenciones extraídas del bolsillo de quienes no les sostienen en el mercado.
Buen consejo sin duda. Recuerda a aquel manifiesto de los fabricantes de velas que escribió con tono satírico el gran Bastiat. En su petición, estos productores solicitaban del gobierno medidas enérgicas para que les protegiera de la competencia del sol obligando a cerrar a cal y canto las ventanas de toda la comunidad. Así aumentarían las ventas y no peligraría el sector industrial y el empleo. Al parecer, el CES repite los mismos argumentos que ocultan una verdad insoslayable: que quienes no triunfan es porque no obtienen el respaldo de los consumidores y que reasignar los recursos no de acuerdo a los precios libremente formados en el mercado sino según las directrices de los ministerios de cultura conduce al caos ( si no recuerden la escasez y dilapidación de recursos en la Rusia Soviética). Además si se fijan cuotas al cine norteamericano o se paga a los propietarios de las salas de cine para que proyecten más películas españolas que yankees, se vulnera la libertad de elegir de la gente al tiempo que se destina nuestro dinero a engordar las cuentas de quienes no lo merecen.
De todos modos, probablemente los “intelectuales” patrios apoyen la futura Ley de Fomento y Promoción de la Cinematografía porque saben que sin esos fondos no podrían rodar películas que, en muchos casos, a la gente le horripilan. Seguro que el siguiente argumento que esgrimen los subvencionados es que sin ayudas no habría arte. Pero eso ya no se lo traga nadie. Si no, pregunten dónde los libros tienen los precios libres (En los Estados Unidos) y se enterarán que allí se publican la mayor parte de las obras técnicas, desde ciencia hasta genética, y snobs del mundo.

Proteccionismo cinematográfico
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