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Enrique de Diego

El monopolio de las nueces

Lo lógico en una campaña electoral es que el partido del gobierno defienda la gestión realizada. El PNV está haciendo lo contrario. Se está distanciando lo máximo posible de lo que ha hecho, al tiempo que habla lo menos posible de su programa electoral donde sí se contempla ese escenario genocida de la autodeterminación. La campaña del PNV se mueve de esa forma entre la mendacidad y la perversión. Por ejemplo, el candidato Ibarretxe del tapado Arzalluz viene declarando que “en el País Vasco caben todos, lo tenemos que hacer entre todos”, pero eso es todo lo contrario del frentismo sobre el que él ha gobernado. Estamos, en el fondo, ante una autocrítica hurtada, ante una manipulación manifiesta. De hecho, hay elecciones anticipadas en el País Vasco por el hecho evidente de que Eh, por orden de Eta, abandonó el Parlamento vasco dejando sin apoyos a Ibarretxe, que no tuvo empacho en seguir en la poltrona mientras sus apoyos se dedicaban a asesinar constitucionalistas.

En ese sentido, la especie de que Eta quiere a Mayor Oreja en Ajuria Enea es un argumento elíptico, torticero y perverso en grados superlativos. Es una forma de esconder la realidad: en la pugna interna dentro del nacionalismo por la legitimidad y la pureza, los etarras han situado al PNV en el bando de los traidores. A ello dedican últimamente los artículos más destacados de su boletín interno. El PNV pactó con la bestia y ahora se ha vuelto contra ellos. La lectura política lógica y correcta es que el PNV no tiene capacidad de maniobra para el pacto, pues no puede reeditar el esquema frentista.

Sólo puede intentar intensificar las contradicciones internas del PSOE, a lo que se está prestando José Luis Rodríguez Zapatero en niveles de pardillo, impropios de un líder nacional, e intentar diabolizar a Jaime Mayor Oreja. Lo de Mayor Oreja como aliado estratégico de Eta no sólo no resiste el más mínimo análisis crítico, es además un insulto sobreañadido a todos las víctimas del terrorismo, desde Gregorio Ordóñez a Miguel Ángel Blanco. El PNV no sólo está ante la posibilidad de pasar a la oposición, también ha empezado a estar en el punto de mira de Eta. Cuando uno se dedica a la zarabanda y la francachela con patentes asesinos suele terminar siendo víctima de las guerras entre mafias. Arzalluz no es muy listo: los asesinos, al final, quieren el monopolio de las nueces.

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