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Federico Jiménez Losantos

Ibarretxe y el futuro del PSOE

Lo peor del tira y afloja sobre el Cupo Vasco es lo que preludia sobre el que, salvo sorpresa, será el gran movimiento político nacional de los próximos meses: el abandono por parte del PSOE de la alianza con el PP en materia de terrorismo (y, por tanto, de política en el País Vasco) para echarse en brazos del PNV rompiendo la política del PSE-PSOE de los últimos años y cumpliendo el designio estratégico de González&Polanco, que ya
adelantó Cebrián en su alevoso artículo al día siguiente de las elecciones vascas y que puede resumirse en una sola fórmula: todo contra Aznar, nada con Aznar. Aunque para romper con la moderada derecha española tengan que uncirse a la derecha racista y separatista de Xabier Arzallus, aliada estratégica del terrorismo etarra. Aunque tengan que cargarse a uno de los pocos líderes regionales del PSOE con prestigio en toda España, como es
Nicolás Redondo Terreros. Aunque en ese mismo movimiento puedan cargarse también a José Luis Rodríguez Zapatero, que seguramente es la menor de sus preocupaciones.

Sin embargo, es ahí donde se va a producir la verdadera tensión, la gran crispación de los próximos meses. Si la ruptura con el PP puede parecer asunto fácil y de poca trascendencia, el abrazo con el PNV va a producir un efecto devastador dentro y fuera del PSOE. Y, naturalmente, dentro y fuera del PP. El Gobierno achacará la responsabilidad de la ruptura a Rodríguez Zapatero, que es quien realmente la tiene. Y es difícil que Zapatero salga por otro registro que el que ya le conocemos y que ya ha demostrado cumplidamente en el esperpento del periplo marroquí: hacerse el inocente y achacar al otro la mala fe que sus actos acreditan. A Zapatero le van a dar entonces el abrazo del oso los polancos y felipes. Los mismos que lo ridiculizan de forma sangrante en el guiñol de Canal Plus lo elevarán a la categoría de mártir a manos de la malvada Derechona. Pero la propaganda no siempre puede con la realidad. Si el Gobierno no comete errores, el resultado será el mismo que en el viaje a Marruecos: ridículo para el líder de la Oposición y un punto más de ventaja para el PP en las encuestas. A lo peor, estos han sido los últimos turrones de Zapatero en la secretaría general del PSOE. Pero es una tradición de la Historia de España que toda crisis particular de los socialistas se convierta en una crisis nacional. Y ésta no va a ser la excepción.


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