El caso de la cuenta secreta que el BBV mantuvo durante trece años en el paraíso fiscal de la Isla de Jersey ha puesto de manifiesto, una vez más, que la supervisión del sistema financiero en España tiene más agujeros que un queso de Gruyere.
Estábamos muy acostumbrados a que este tipo de cosas ocurrieran, sobre todo, con las entidades que vigila la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Gescartera, por desgracia, es el ejemplo más próximo y a la vez más ilustrativo de los fallos de supervisión. Con las entidades de seguros ocurre tres cuartos de lo mismo, aunque ellas no tienen un organismo supervisor específico, algo que viene reclamando desde hace tiempo la directora general de Seguros, Pilar González de Frutos. Pero lo que no era habitual es que sucediese con los bancos. Ahora se ha demostrado que el sistema también ha fallado por esa parte.
Lo sorprendente de todo es que el Banco de España había actuado con diligencia en todos estos asuntos. Banesto no se intervino cuando se detectaron las irregularidades de la gestión de Mario Conde porque el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, no lo permitió y retrasó la decisión casi un año hasta que Conde estuvo políticamente maduro para dejarle caer y acabar con él. Y el Banco de España no tuvo más remedio que obedecer porque, en materia de supervisión bancaria, está sometido legalmente a las directrices emanadas del Gobierno. En cambio, cuando hubo problemas con las cajas de ahorros, que los hubo, y muchos, en la década de los ochenta y parte de los noventa, el supervisor bancario hizo un buen trabajo. Por eso ahora sorprende el descubrimiento del caso del BBV.
Las preguntas que suscita este asunto son inmediatas. Por ejemplo, ¿desde cuándo sabía el Banco de España de la existencia de ese depósito multimillonario? ¿Estaban informados los Gobiernos del PSOE, primero, y del PP, después? ¿Para qué se utilizaba ese dinero? Porque es llamativo que el Banco de España abra expediente después de ver las informaciones al respecto que empezó a facilitar hace unos días Jesús Cacho, y que el banco no haya comunicado nada a la CNMV hasta que apareció este viernes la noticia en la portada de El Mundo. ¿Se utilizaba ese dinero para pagar el impuesto revolucionario, como dice Cacho? ¿El descubrimiento de esta partida está vinculado con la salida adelantada de la dirección del banco de Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte? Los responsables del BBVA deben dar explicaciones al respecto; los de la supervisión del sistema financiero, también.

Un queso de Gruyere

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