EL MUNDO DEL CÓMIC
Crimsom: Lealtad y pérdidas
David Jiménez Torres
Uno a veces piensa que los editores lo hacen aposta. No es muy fácil que las páginas de un recopilatorio se cambien de lugar solas, ni tampoco que los “duendecillos de la imprenta” (que sí, mucha risa, pero luego es la forma de que nadie se responsabilice por los errores editoriales) cambien de orden toda una edición. Sí, vale, hay veces que los bocadillos aparecen en blanco, una página se cambia por otra, o en los créditos no aparecen el guionista y el dibujante de la colección; son errores, a veces se pasan por alto o como máximo pueden causar un ligero cabreo al lector, pero no pasan de ser una simple molestia.
Pero es que hay errores y errores. Y luego está el recopilatorio de Crimsom.
En serio, es para que rueden cabezas en World Cómics: uno empieza a leerse el recopilatorio y de repente, al llegar a la mitad, le cuentan el final, y luego llega al final y le cuentan la mitad, momento en que el lector experimentado tira el cómic al montón de “tebeos para olvidar” y el novel decide que sus amigos tenían razón y los cómics no hay quién los coja.
En fin, la población de “duendecillos de la imprenta” debe estar multiplicándose.
En cuanto a la obra en sí, vale bastante la pena, aunque el argumento sea de los que ya hemos visto varias decenas de miles de veces: un grupo de vampiros, a su vez parte de una comunidad extendida por todo el mundo, muerden a un joven que ya de por sí tenía bastantes problemas antes de convertirse en un monstruo chupasangre. El chico decide renegar de las prácticas vampíricas, y se encuentra con algunos personajes que le ayudarán a no perder su humanidad. Uno en concreto le dirá que es (colmo de originalidades) “el elegido”, aunque exactamente para qué está elegido no se aclara en este recopilatorio. Así comenzarán las peripecias del joven, que primero irá a por los que le infectaron (y que para cabrearle más luego le hacen cosas peores) y luego a por el enemigo en las sombras de turno.
Sin duda alguna, el dibujo de Humberto Ramos es lo más destacable: su particular estilo “amerimanga” funciona muy bien en una colección de este tipo, ya que le sirve para exagerar las formas todo lo que le venga en gana y dibujar las mejores escenas de mordeduras vampíricas (con nosferatus babeando sangre, incluso) que se han visto en mucho tiempo. La capacidad narrativa ha sido siempre uno de sus puntos fuertes y Ramos le saca todo el partido en estos números.
Por su parte, el guión de Bryan Augustyn no destaca mucho, pero esta es una colección de Cliffhanger y todos sabemos que Cliffhanger no nació para tener buenos guionistas en sus series. Sin embargo, Augustyn se defiende bien en los guiones y sabe dejar casi todo el peso de la colección en manos del dibujante. Así, los mútiples tópicos de la historia quedan olvidados... siempre y cuando el lector no se concentre mucho en los diálogos.
En definitiva, una obra bastante entretenida empañada por una edición imperdonable que dejará muy, muy mosqueados a los lectores. Si pueden conseguir los números originales no duden de hacerlo, porque Crimsom vale la pena pero el recopilatorio no.

Crimsom: Lealtad y pérdidas

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