Va por modas. Es corriente introducir en la conversación palabras sueltas sin mucho contenido. Simplemente se repiten como si fueran interjecciones. Contribuyen a establecer un lazo de simpatía entre los interlocutores. Durante mucho tiempo ha cumplido esa función el “vale” dichoso. Seguramente es una adaptación del “OK” estadounidense, ya universal. La nueva moda es “¿sabes?”. Naturalmente no indaga si el interlocutor sabe o no sabe lo que el otro le cuenta. No tiene ninguna relación de contenido con el verbo “saber”. De nuevo, puede que sea una adaptación del inglés coloquial: “¿you know?”. Al menos esa locución consigue el mismo fin de reforzar la simpatía entre los dos que conversan.
No es cuestión de renegar de las modas. Aceptemos la nueva muletilla. Lo único que cabe rechazar es el exceso de reiteración. En ese caso la exclamación del “¿sabes?” puede desplazar otras muchas formas expresivas. El lenguaje se puede degradar por aburrimiento.
¿Sabes?
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