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Agapito Maestre

Bambi en Costa Rica

Sin embargo, la cosa es patética para ZP, pues eso que él tanto desprecia es lo que pretende promocionar la Cumbre de Asia-Pacífico

Las victorias de ZP hacen temblar a los españoles. Sus paupérrimos triunfos internacionales se convierten al instante en derrotas ciudadanas. No comentaré la respuesta que le dio ZP a los periodistas que le preguntaron, en Costa Rica, sobre si le molesta que le llamen Bambi, porque me produce vergüenza ajena. Ha visto, según sus palabras, 500 veces una película de dibujos animados llamada Bambi. ¡Por eso, por esa fijación infantil, dice de sí mismo que es el rey de la selva! Y, como rey de la cosa, ha entonado, a modo de epitafio de las Cumbres de Iberoamérica, uno de los pocos inventos de la política exterior de España para consolidar la presencia de nuestro país en la zona, una oración fúnebre: el Consenso de Washington no sirve para nada.
 
Según ZP, es inviable el conjunto de planes y estrategias sociales y políticas de carácter liberal para acabar con gobiernos corruptos, transferencias opacas de riqueza, privilegios de élites locales, mercantilismo de Estado y corporativismos varios en Iberoamérica. ZP niega cualquier plausibilidad a esa agenda surgida hace años en Washington y, en cierto sentido, liderada por EEUU para que los países iberoamericanos en vías de desarrollo pudieran hacer crecer sus economías y desarrollarse democráticamente. La libertad no puede ser, según Zapatero, condición de posibilidad de la igualdad. Primero es ésta y después, quizá, vendrá la otra. Toda esta perorata, antigua, rancia y reaccionaria la ha soltado en Costa Rica casi sin inmutarse, sin sentir rubor y, lo que es peor, sin percibir que allí no había nadie relevante que le pudiera interpelar su vacío discurso. Faltaban hasta sus amigos cubanos y venezolanos, esos que tanto gustan de la planificación estatal y los privilegios.
 
Nadie importante había en Costa Rica. Todos estaban ya en Santiago de Chile, acompañando a Ricardo Lagos, un inteligente "socialdemócrata", casi un liberal, que quiere extender a toda la América hispana lo que, precisamente, quiere eliminar Zapatero. ¡Pobrecito! Ricardo Lagos y Lula, que en principio podían dar alguna "legitimidad" a las palabras de ZP por proceder de tradiciones comunes, estaban al lado de Bush, Putin y Hu Jintao, o sea, al lado de EEUU, Rusia y China, que apuestan por políticas liberales para desarrollar la zona. Curiosamente apuestan por las mismas, o parecidas, políticas que España ha venido desarrollando en la zona –cierto que hay excepciones terribles como las ayudas de Aznar a Argentina– en los últimos años, que nos convirtieron, especialmente a las empresas españolas, en la primera nación inversora de Europa en América.
 
Zapatero, sin embargo, va a la contra. Su discurso de San José es claro. Olvidémonos de que España siga apostando por el desarrollo del capitalismo en Iberoamérica, por lo tanto, despidámonos de ayudar a liberar al comercio de esas repúblicas de la intervención de los Estados a favor de los poderosos y, por supuesto, de eliminar el proteccionismo comercial de los EEUU a los gobiernos corruptos. Sin embargo, la cosa es patética para ZP, pues eso que él tanto desprecia es lo que pretende promocionar la Cumbre de Asia-Pacífico. En efecto, porque Chile ha sido uno de los mayores beneficiados que el denostado por nuestro Gobierno Consenso de Washington, quiere extenderlo a toda América. He aquí el principal objetivo de la Cumbre de Santiago de Chile. Por eso, los aquí reunidos no sólo han dado la espalda a la vacía cumbre de San José, sino que han retomado y han llenado de contenidos eso que tanto desprecia ZP: la libertad de mercado debe caminar unida a la liberación de otras opresiones tradicionales de la zona.

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