Aprender idiomas. Frase lapidaria. O sea, estar dispuesto a mudarse.
D. José y su manía anti-Merkel y anti-exportaciones alemanas. Vamos a ver: las que exportan son las empresas alemanas, tecnológicamente superiores a las nuestras y con mayor rentabilidad. Amén de que fabrican cosas que son necesarias y tienen, pues, mercado. Merkel no puede decir a sus empresas que dejen de exportar. ¿Estamos locos o qué?
Los ilusos somos nosotros y todos los demás países que pensamos/pensaron que era bueno tener la misma moneda que Alemania. Ahora ellos tienen un gigantesco mercado interior y nosotros vamos camino del desastre. Deje, pues, D. José de atacar a Merkel y dedíquese a criticar (a posteriori) a nuestra clase política y empresarial que tan estúpidamente pensó que entrar en el Euro era un buen negocio.
Tal vez lo que habría que ir pensando es cómo salir sin que eso nos lleve igualmente al desastre.

Dice el señor Domínguez: "¿resultará útil la nueva norma al objeto de reducir cuanto antes los salarios reales de los trabajadores?" No se quiere enterar el señor Domínguez de que no se trata de eso, de que los costes laborales se dividen en salariales y no salariales. Que no hace falta bajar el salario para bajar los costes del factor trabajo. Por ejemplo, la cotización media a la Seguridad Social en España es de 594 euros. Es una barrera de entrada al mercado de trabajo. Eliminas ese impuesto y sin tocar el salario del trabajador bajas mucho los costes laborales. Pero abrir ese melón es pecado para los socialdemócratas. Sin embargo, otros pensamos que bajarle esos impuestos a los más débiles de la sociedad, a los más de cinco millones de parados es lo mejor para todos. Quizá algún día el señor Domínguez aproveche el privilegio de escribir en Libertad Digital para defender a esos cinco millones largos de parados. Quizá entonces, el señor Domínguez piense que recomendarles emigrar (aprender idiomas) para que el chiringuito siga en pie es injusto. Decepcionante.