Tal vez cierta derecha española sea contradictoria, pero se le puede asegurar a Domínguez que los liberales sin complejos no lo somos.
Los liberales no precisamos de ninguna clase de “repertorio emocional compartido” que legitime la coacción. No estamos en contra de ninguna clase de sentimientos nacionalistas, religiosos, culturales o políticos del tipo que sean, siempre que se mantengan estrictamente en el ámbito privado, es decir, no sean impuestos con violencia y respeten la propiedad privada, la soberanía individual.
Naturalmente, la coherencia exige que este principio metapolítico, la prohibición del inicio de la coacción, deba ser impuesto por la fuerza, así como es obligado imponer el respeto a normas generales y abstractas para poder convivir.
Nada más ajeno a un liberal que esa retórica fascistoide de “lealtades” vigiladas. La lealtad, el patriotismo o el compañerismo –dicho sin la menor ironía- están muy bien y son necesarios, pero, sí, con los de generación espontánea, sólo exigibles por la moral, tenemos bastante; es decir, si tú desertas, nos negaremos a colaborar contigo y quedarás aislado, pero sólo estás obligado a respetar la Ley, no a ser adoctrinado con recursos confiscados.
Que confuso es Ud...no se a que programas se refiere, ¿quiza a corazón corazón?
Yo lo dire mas claro: cierre ya de todas las televisiones publicas, estatales, autonomicas ylocales y liberación de las frecuencias sobrantes a la iniciativa privada..
Mira que es simple la cosa
La culpa de los problemas económicos de España no los tiene el Euro, sino el cáncer de las Autonomías y de la clase política de la transición, por ejemplo en Murcia, tenemos un Defensor del Pueblo, que es un político del PP, al que no sabían donde colocar, su “Oficina” y su sueldo nos salen por dos millones de Euros, se esta hablando en la prensa de la conveniencia de suprimir este cargo, y el interesado insiste en querer defendernos. Este organismo no sirve para nada, a pesar de que inserta sustanciosas campañas publicitarias en la prensa regional, que pagamos todos, lo que le sirve para que le hagan entrevistas, supongo que en agradecimiento por el gasto. A los murcianos nos cuesta el Defensor del Pueblo, lo mismo que toda la Orquesta Regional, porque como Uds. sabrán si una Comunidad, no tiene Orquesta Regional, no es Comunidad ni es nada, y así todo. El cáncer son las autonomías. Autonomías delenda est. Saludos.
Desgraciadamente, se me escapa qué pueda hacer gente como Fran Llorente y el resto de personal discutido y discutible en pro de afinidades patrióticas y las lealtades nacionales. Por lo visto hasta ahora, ir en contra.
1MA es de esos patriotas que quieren echar a Cataluña de España. Como decía el inolvidable Giménez Caballero "La maté porque era mía"...
Se le acumula el trabajo, amigo García Domínguez, para sacar al patrón Losantos de sus múltiples errores de contradictorio liberal de la derecha española: si no teníamos bastante con el "corralito sí, corralito no" ahora sale el cierre de Televisión Española.
Pues, señores, yo no quiero ni sanidad "gratuita" ni tv "gratuita". ¿por qué, me dirán uds?
Pues porque todo lo gratuito me sale muy caro, carísimo, y porque yo no quiero afinidaes ni gaitas impuestas.
España existía antes de la televisión jo.der!
Las carreteras pueden usarse para llevarte a buen puerto, o para que te pierdas en un bosque y no molestes más, según le de al que las hace.
¿Cierre de rtve? Eso es solo parte. Primero cierre de todas las autonómicas. Luego cierre de la mayoría de las públicas nacionales, si no todas.
Pero desde luego, todos los recortes aplicarlos siempre y en primer lugar a las taifas, que son las primeras que hay que meter en vereda y someter a la ley (a las leyes imprescindibles que queden, bien pensadas y hechas, claro).
Las contradicciones son cosa más bien de la gente confusa como el señor Domínguez que ora aborrecen el nacionalismo, ora lo promueven como una especie de mal necesario. Lo primero, un hecho: nación y unidad política son categorías diferentes sin implicaciones lógicas: con idéntica legitimidad un Estado puede estar constituido por varias naciones o una nación dividida en varios Estados. Tan real es la nación de los europeos o de los latinos como la de los españoles o los asturianos. Convertir una categoría territorial, cultural, racial o religiosa en sujeto de soberanía es una aberración tan grotesca que debería causar estupor en una inteligencia normal, pero es la inevitable respuesta estúpida a una pregunta descontextualizada tomada en serio: ¿quién y por qué debe mandar? En abstracto, nadie ni nada debe hacerlo, pues es consustancial a la dignidad humana no sufrir el inicio de la coacción. De manera que en puridad lo único legítimo es la soberanía individual y su corolario, el imperio de la Ley Natural. Aquí es donde la unidad política –es decir, metapolítica- cobra sentido: España como espacio en el que debería regir la supremacía de la Ley; por definición, tal cualidad es ampliable pero nunca reducible sin negarla.
En un Estado de Derecho, el nacionalismo debe restringirse a la esfera privada. Que los nacionalistas mancomunen sus reconocidas propiedades privadas y a eso lo llamen como quieran. Pero tratar de arrebatar territorios comunes a todos los españoles y coaccionar a sus pobladores es un delito que debe ser perseguido. Por consiguiente, el nacionalismo político, en tanto va más allá del mero discurso para constituirse en organización planeada a fin de consumar en la práctica el delito de coaccionar a individuos libres, debe ser declarado ilegal. Ninguna contradicción.