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Miguel del Pino

El lince se extingue en la carretera

El gran felino ibérico, depredador de conejos e inofensivo para el hombre, debe seguir existiendo por su maravillosa perfección ecológica.

El lice ibérico (Lynx pardina) podría ser el felino más bello del mundo. Esta apreciación sería subjetiva; en cambio, es objetivo afirmar que se trata del más amenazado de extinción entre los miembros de su numerosa familia.

La disminución de las poblaciones de nuestro lince en sus últimos enclaves ibéricos era hace unas décadas tan acelerada que todo parecía indicar que la salvación de la especie era una utopía. Una nueva esperanza se albergó al conseguirse los primeros éxitos en la reproducción en cautividad, especialmente en el Centro de Cría habilitado en el Parque Nacional de Doñana en colaboración estrecha con la Universidad de Sevilla. Fue decisiva en este sentido la contratación de la veterinaria norteamericana Astrid Vargas, quien ya se había mostrado como una gran experta en el salvamento de mamíferos en extinción trabajando en los Estados Unidos.

El éxito de la cría en cautividad

Poco a poco se fue logrando el asentamiento de una cepa de hermosos linces ibéricos criados en cautividad, pero no se trataba de formar un gran parque temático de linces, sino de recuperar las poblaciones silvestres liberando en los territorios adecuados, al menos parte de los linces conseguidos. La dificultad del éxito tras la liberación es muy grande, pero sólo este final en libertad justifica las dificultades y la inversión económica del proyecto.

Llegado el momento de la liberación para tratar de recuperar las poblaciones del entorno de Doñana, de Andújar y de ciertos parajes manchegos, se presentó la gran dificultad: los linces liberados, perfectamente sanos e inmunizados, y capaces de cazar y sobrevivir tras un costoso entrenamiento para ello, eran atropellados sistemáticamente en las carreteras próximas al lugar de su liberación. Todo el trabajo científico, el esfuerzo de los cuidadores y entrenadores para la introducción a la vida libre y, no lo olvidemos, la cuantiosa inversión efectuada, se venía abajo de una manera tan absurda como al parecer inevitable.

Los números de la tragedia

Para comprender el alcance del problema basta revisar los números de la tragedia lincera. En los dos últimos años han muerto atropellados dieciocho linces, y diez en lo que va transcurrido del presente 2013.

Todas las alarmas han saltado este mes de agosto cuando en el espacio de una semana, en concreto los días 10 y 14, han sido atropellados dos ejemplares pertenecientes a las poblaciones de Andújar y Doñana. De seguir así, todo el programa de conservación y los planes de reproducción en cautividad están condenados al fracaso, pero no nos resignamos a ello y queremos encontrar soluciones.

WWF señala a Fomento

La organización WWF España, antes conocida como ADENA, insta al Ministerio de Fomento para que tome urgentemente cartas en el asunto. En marzo del presente año se formó un grupo de trabajo en el que no sólo se integraba dicho Ministerio, sino una serie de entidades conservacionistas y la Consejería de Obras Públicas y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Mientras sigue el goteo de linces atropellados, tal comisión no ha vuelto a reunirse.

Castilla-La Mancha, por su parte, aún no ha creado una prevista Mesa de trabajo para tratar el problema de los atropellos de linces. Cuando finalmente se haga, si es que ello sucede, puede que del bello felino sólo quede el recuerdo o la leyenda.

¿Por qué son atropellados tantos linces?

El comportamiento del felino juega una parte importante en su disminución por atropellos. Después de terminar su desarrollo juvenil, precisamente cuando son liberados los criados en cautividad, el lince inicia un largo viaje de dispersión para conquistar un territorio propio. En este viaje, a veces largo, es inevitable el paso por zonas peligrosas en cuanto al tráfico, teniendo que cruzar carreteras no siempre bien valladas y señalizadas. Aquí se produce gran número de atropellos.

La dominancia y la curiosidad del lince aumentan su exposición al peligro. Es un superpredador del matorral ibérico, y como tal debe estar al corriente de cuanto sucede en su territorio. Los faros de los coches parecen atraerlo en sus desplazamientos nocturnos y es frecuente su aparición en el borde de las carreteras como si tratara de averiguar que es lo que perturba el silencio de su reino. Tampoco hay que desdeñar la presencia de presas atraídas por las luces de dichos faros. En definitiva, una atracción por el asfalto que resulta fatal para el último gran felino de la fauna ibérica.

Félix Rodríguez de la Fuente calificó al lince ibérico de "fantasma de los jarales". En efecto su aparición suele ser fulminante y queda como un simple fogonazo en la retina de quienes hemos tenido la suerte de contemplarlo en libertad: un par de segundos para no olvidar que se ha estado ante el más hermoso de los mamíferos de la fauna ibérica.

¿Qué medidas tomar?

Es bueno en este sentido recordar la lección que supuso la denuncia de unos supuestos excrementos de lince en un paraje madrileño en el que se trabajaba para ampliar la carretera M-501, una de las más peligrosas para el tráfico y con mayor número de víctimas humanas. La denuncia trataba de paralizar dichas obras y supuso en realidad un golpe bajo a quienes trabajan para la recuperación del lince, debido al "efecto rebote" que provocó. Innumerables voces saltaron a la palestra dando prioridad a la vida humana sobre la conservación de los supuestos linces. Es evidente que estas protestas estaban cargadas de razón.

Dejando pues bien claro que la seguridad del tráfico y las vidas humanas son lo primero, vamos a volver a los trabajos para evitar los atropellos de linces. En algunos puntos negros para este tipo de accidentes bastaría con asegurar la buena conservación de los vallados protectores, en otros sería preciso comprobar el respeto a las limitaciones de velocidad: en definitiva aplicar el sentido común, pero para ello tendrán que empezar a tomar su trabajo muy en serio los miembros de las respectivas comisiones, formadas o en vías de formación.

¿Por qué conservar los linces?

Somos muchos los españoles, no sólo los profesionales de la ecología, quienes consideramos un deber, cultural y patriótico, la conservación del patrimonio natural de nuestro país, sin necesidad de tener que dar muchas explicaciones al respecto. El gran felino ibérico, depredador de conejos y absolutamente inofensivo para el hombre, debe seguir existiendo por su maravillosa perfección ecológica y hasta por su belleza. No en vano los filósofos griegos que se asomaron a los ojos del lince le atribuyeron la facultad de traspasar los objetos con su mirada, como el mítico Linceo, cuyo nombre tomaron para identificar al hermoso felino.

Miguel del Pino Luengo es Biólogo y Catedrático de Ciencias Naturales.

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