Menú
José Luis Roldán

La memoria democrática andaluza

El comunismo necesita la barbarie social y el fascismo político para sobrevivir. Tiene que convencer a la sociedad de la existencia de esa amenaza.

"Según el barómetro del CIS correspondiente al mes de julio, los dos asuntos que más preocupan a los españoles son el paro y la corrupción. Como en Andalucía no hay paro ni corrupción, los sátrapas del régimen andaluz tienen como prioridades la ley andaluza de transparencia y la ley de la memoria democrática.

Probablemente esta magnífica armonía entre la casta de holgazanes y la ciudadanía es la causa de que el cuarto problema, según dicho barómetro, sea, precisamente, ese: la clase política; es decir, los políticos y los partidos políticos.

La Junta de Andalucía hace leyes como churros; es decir, sin arte ni esmero. Sus disposiciones suelen provocar grima en las personas con sensibilidad lingüística y jurídica. Una de las ofensas más comunes a la técnica legislativa en las que suele incurrir –y que le ha valido el reproche de los tribunales– es la de la lex repetita; o sea, reproducir las leyes estatales, haciéndolas pasar por propias. Eso sí, con el toque chungo, con el tiznajo autóctono.

El fenómeno no es nuevo, pero ahora se ha agravado, desde que Valderas –el vicepresidente ful de la Junta– se pusiera el sombrero de escribir en el BOJA. Se comprende, y hay que ser tolerantes, pues carece de lo más elemental que debe exigirse a un legislador. No tienen formación, ni experiencia, ni habilidad, ni sentido común, ni sensatez ni prudencia.

Siendo ello así, a mí, desde luego, no me ha sorprendido demasiado la proposición de ley para la recuperación de la memoria democrática en Andalucía. En efecto, se trata de una proposición de ley. Exactamente la misma que fue rechazada en el año 2011, por abrumadora mayoría de 100 votos contra 5; ni siquiera todos los diputados de IU la votaron.

Tampoco me ha sorprendido que Valderas –y su director general de Memoria Democrática (no es coña, eso existe aquí)– confunda los intereses de su partido con los del Gobierno; cosa, por demás, propia y natural en los regímenes totalitarios. Así, con membrete oficial de la consejería y de la dirección general, puede verse en la web del Gobierno andaluz –no en la de IU, o en la de su grupo parlamentario; sino en la del Gobierno– la proposición de ley. Es decir, puede constatarse que se usan los recursos públicos para satisfacer intereses partidistas; porque, insisto, se trata no de un proyecto de ley (que sería asunto del Gobierno, por tanto), sino de una proposición de ley (asunto del grupo parlamentario de un partido político, IU en este caso). Confusión partido/Gobierno, y malversación partidista de los dineros públicos, natural y propia tratándose de quienes se trata. Ya le ocurrió a Chaves, que dijo en el Parlamento aquello de "Yo defiendo el interés general de mi partido".

Esta ley es absolutamente inoportuna por varias razones. La primera de ellas es su innecesariedad, dado que existe ya una ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura y que tiene por objeto promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal y familiar, y adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre los ciudadanos, con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre españoles. Además, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha ido promulgando diferentes decretos procurando la reparación debida a las personas que sufrieron privación de libertad, persecución o vejación por motivos ideológicos. El Consejo de Gobierno ha abordado en los últimos años, prácticamente, todas las propuestas contenidas en el articulado de la proposición de ley. Se han adoptado todas las medidas de reparación posibles, se creó la figura del Comisariado de la Memoria Histórica, se dispone de un protocolo de actuación en exhumaciones de víctimas, se ha elaborado un mapa de fosas. En resumen, todas las propuestas contenidas en la proposición de ley han sido abordadas por el Gobierno andaluz, por lo que no es necesaria la promulgación de una ley como la propuesta.

Pues bien, pongan ustedes entre comillas el largo párrafo precedente, porque no lo he escrito yo. Es un extracto literal de la certificación del acuerdo del Consejo de Gobierno, de 29 de marzo de 2011, que puede leerse en el diario de sesiones del Parlamento de Andalucía del 13 de abril.

Doña Susanita –la de las tetas gordas, ¿o esa era otra sr. Valderas?–: ¿va a tragarse ahora esta inmensa rueda de molino? ¿Va a tomar el pelo a la ciudadanía, aprobando ahora lo que hace dos años era inaceptable y superfluo? ¿Qué cuento va a contarnos? ¿De ahora en adelante, habremos de creerla cuando diga algo en el Parlamento y además lo certifique?

Evidenciado que la ley es absolutamente superflua respecto a los fines y objetivos que dice perseguir, queda, entonces, al descubierto su verdadera finalidad: la ideológica. Entendiendo ideología en el sentido que le atribuye Jean-François Revel; es decir, como

una triple dispensa: dispensa intelectual, dispensa práctica y dispensa moral. La primera consiste en retener sólo los hechos favorables a la tesis que se sostiene, incluso en inventarlos totalmente, y en negar los otros, omitirlos, olvidarlos, impedir que sean conocidos.

Así, "la memoria democrática" omite y manipula la realidad de los hechos, presentando la Guerra Civil como un conflicto entre buenos (la izquierda) y malos (la derecha). Lo mismo que hizo el franquismo, sólo que al revés. Olvida los horrores de la guerra y que los crímenes se cometieron por igual en ambos bandos. Lo reconocieron hasta los propios correligionarios de los promotores de esta ley. Rosenberg, embajador de los sóviets en el Madrid de la guerra, lo dijo: "Nosotros hicimos en Rusia algo muy duro, pero con un plan y una finalidad. Esto no. Esto es un capricho cruel y estúpido. Es el furor del crimen por el crimen mismo". Lo cuenta Pío Baroja en Miserias de la guerra.

La dispensa práctica suprime el criterio de la eficacia, quita todo valor de refutación a los fracasos.

Por ejemplo, que Andalucía, después de más de 30 años de Gobierno socialista, tiene la mayor tasa de paro de Europa, la menor renta per cápita, los peores índices educativos, los mayores escándalos de corrupción, etc. Y ahora, con la colaboración comunista, vamos aún a peor. Que el comunismo, además de haber sido la ideología más nefasta y mortífera que ha conocido la historia (sólo en la cuenta de Stalin pueden anotarse más de veinte millones de víctimas sacrificadas en nombre del comunismo), ha demostrado ser un absoluto fracaso. Prueba de ello es el hecho de que los propios comunistas ocultan y enmascaran su adscripción; se ve que no están muy orgullosos de ello. IU, que es lo mismo que el Partido Comunista, se esconde tras otras siglas, consciente del rechazo que dicha ideología provoca en la inmensa mayoría del electorado. Hay, pues, que engañar a los ingenuos.

La dispensa moral abole toda noción de bien y de mal (…). Lo que es vicio o crimen para el hombre común no lo es para ellos, (…) la ideología santifica la malversación, el nepotismo, la corrupción.

Nada que añadir a lo dicho por Revel; parece que lo escribió pensando en la izquierda española.

Los comunistas –que reniegan de su propio nombre– no sobrevivirían (como no han sobrevivido en ninguna nación del mundo civilizado) si no fuesen capaces de engañar a la ciudadanía con la quimera atroz de una sociedad como la que describen en la exposición de motivos de la ley: una sociedad esclavista, de señoritos terratenientes, de caciques despóticos, de aristócratas sin escrúpulos, de curas comeniños; frente a la cual se levanta el estandarte de la justicia bajo la forma de la hoz y el martillo, símbolo del Partido.

El comunismo necesita la barbarie social y el fascismo político para sobrevivir. Por consiguiente, hay que convencer a la sociedad de la existencia de esa amenaza.

Así pues, la ideología al servicio de la propia supervivencia del régimen socialcomunista. De eso se trata, y no de otra cosa.

En España

    0
    comentarios