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Emilio Campmany

De dulce

Ya lo dicen los periódicos. El país está de dulce. En 2014, qué digo en 2014, en este mismísimo 2013, saldremos de la crisis.

Ya lo dicen los periódicos. El país está de dulce. En 2014, qué digo en 2014, en este mismísimo 2013, saldremos de la crisis. Los ingresos del Estado se van a incrementar. La prima de riesgo se desploma. La recesión se termina. Las cuentas se sanean. El sistema financiero regulariza sus balances. Los índices económicos se disparan. Las renovables despiertan la envidia de todo el Occidente desarrollado. Nos cae encima la bendición de un banquero como Jaime Botín que nos hace la caridad de regularizar tropecientos millones que mantenía ocultos al fisco. Eso sí que es arrimar el hombro. Me pregunto qué haríamos sus pobres compatriotas sin su generosidad. Total, que ya lo dice su hermano Emilio, que vamos como un tiro y que el dinero acude a España como las moscas a la miel.

Artur Mas, que podría tener asustado a alguno, en realidad amenaza de boquilla. Va derecho al precipicio y lo de Cataluña quedará en agua de borrajas, que por eso Rajoy, que es muy listo y sabe lo que se lleva entre manos, no hace nada y está sentado a ver cómo el convergente se estrella.

Además, ya se ve que la infanta no recibe trato de favor, pues es sabido que, en España, todos nos desgravamos, bajo la tolerante supervisión de Hacienda, los safaris que hacemos. Avisar a los etarras para que escapen de una operación policial montada contra ellos no es colaboración con organización terrorista si se hace por el buen fin del proceso de paz. Al fin, la ETA deja de matar y qué menos que poner algunos etarras en la calle. Hoy, el Tribunal de Estrasburgo, que Dios lo bendiga, nos dará la excusa para sacar a los que todavía están encarcelados. La división de poderes funciona en España, como todos los días demuestran los tribunales con sus estrictas sentencias, inasequibles a las influencias políticas y privadas de consideraciones prácticas.

Sindicatos y partidos tienen sus cuentas claras como un arroyo de montaña, limpias como el jaspe. En el PP sólo hay un gran corrupto, Bárcenas, que, para salvarse, trata de inculpar a todo el mundo, cuando es público y notorio que fue él el único que aceptó sobres mientras todos los demás guardaban una conducta ejemplar. En el PSOE han sufrido el saqueo de cuatro golfos que, defraudando la buena fe de sus jefes, abusaron de las leyes laborales para saquear las arcas de la Junta de Andalucía. Ahora, Susana Díaz combate la corrupción con más ahínco que nadie. Mientras, todos sabemos que, en general, los políticos administran el dinero público con enfermiza tacañería y espartana austeridad.

Así que, por si alguien no lo sabía, el país está de dulce y los que se quejan lo hacen por vicio, por inconformidad, por maldad o, lo que es peor, por oscuros e inconfesables intereses. Yo, no obstante, por si esta gloriosa realidad no fuera del todo cierta, me apunto a lo de Vidal-Quadras, aunque sólo sea por darme el gustazo de votar a alguien que me gusta como piensa.

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