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Santiago Abascal

"Nosotros también podemos"

Las masas despreciadas por el 'establishment' marchan a la toma del poder con Monedero e Iglesias enarbolando las banderas de la envidia y la revancha.

Han catapultado al liderazgo a un tipo con coleta y eslogan evangélico. Han movilizado la miseria generalizada, el mileurismo masivo, el paro demoledor, las esperanzas perdidas, el rechazo a la corrupción de los que mandan.

Nunca han creado nada, ni impulsado o propiciado un solo puesto de trabajo. Pero garantizan la prosperidad a base de repartir. No va con ellos saber de dónde sale lo que hay que repartir.

Algunos insensatos, de entre los más ricos y los más poderosos, han propiciado esta gigantesca operación de ira y marketing. Políticos y dueños de televisiones, periodistas cientomileuristas e intelectuales a sueldo son los tontos útiles del ascenso de sus futuros verdugos. Creen que podrán modelar a su juguete, y utilizarlo como otro ZP para sus negocios y populismos.

En el otro lado, donde antes estaba la derecha política, se consuma la rendición indigna de sus dirigentes.Tienen pocas ideas pero confusas, salvo la de haber pastoreado a sus huestes hacia el progresismo del PSOE, quizá pensando en un gobierno de coalición como acto final del sistema. Nadie ha hecho tanto daño a sus propios votantes en tan poco tiempo. El diagnóstico y el pronóstico de su acción de desgobierno son desoladores. El presidente se ha fumado un puro tras otro mientras encarcelaban a quien cumplió sus órdenes como tesorero del partido, y a quien compartió con él vacaciones y yates en una isla privilegiada. Ha continuado fumando mientras se hacían públicos descorazonadores datos de la conducta de sus propias gentes en Caja Madrid. Y mientras algunos miembros de su partido eran detenidos por constituir organizaciones criminales para enriquecerse a costa del sudor de los españoles. Ha apurado las últimas caladas mientras traiciona por penúltima vez sus siglas y su programa haciendo del PP un partido en la vanguardia abortista de Europa. Su legislatura apenas ha servido para culminar la obra de Zapatero y confirma la demolición del sistema.

Las masas apaleadas y despreciadas por el establishment marchan a la toma del poder con Monedero e Iglesias enarbolando las banderas de la envidia y la revancha. No sonarán en su camino palabras como esfuerzo, sacrificio, generosidad o perdón. Ellos no serán los garantes de nuestra educación, nuestra sanidad, o nuestras pensiones. Sólo podrán asegurar nuestra ruina porque jamás han levantado nada que no sea el estandarte del rencor. El silencio y la cobardía de quien hoy está en los mandos de la nave encorajina a los amotinados y preludia el éxito final del motín.

Ante todo este bullicioso caos, algunos queremos seguir en la batalla. Muchos españoles buscan soluciones reales para encontrar la paz, la prosperidad y la convivencia en libertad. Es preciso, con nuestros medios, ayudar a distinguir seriamente lo justo de lo injusto, a reflexionar sobre nuestro modelo de sociedad desde la verdad y la responsabilidad. Volver a decir que existen lo bueno y lo malo, la virtud y el vicio, y que no es lo mismo la víctima y el asesino, que no tienen los mismos derechos el ladrón y el hombre honrado.

Son momentos para la suma, de ideas, de personas, de proyectos. Suma y encuentro de todos aquellos que no quieren dejarse arrinconar ni manejar por mediocres envilecidos ni por tiranuelos de aldea.

Nosotros también podemos ponernos en marcha. Es más, nosotros que entendemos la responsabilidad histórica, debemos hacerlo.


Santiago Abascal, presidente de Vox.

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