Menú
Pablo Planas

Margallo y el chiste de Pijus Magnificus

Cada vez que el suflé se desinfla, corre presto el canciller a soplar una declaración en el mejor de los casos absurda.

Cada vez que el suflé se desinfla, corre presto el canciller a soplar una declaración en el mejor de los casos absurda.
EFE

Es falso que el Gobierno del PP sea una fábrica de separatistas. La cosa viene de más allá y es fruto del adoctrinamiento escolar, de la agitación y propaganda y de la pastueña pasividad de los gobiernos nacionales desde 1982 frente a la dictadura de los Pujolone y el recargo del tres por ciento. Pero no cabe duda de la notable contribución de las omisiones de Rajoy, las emisiones de Montoro y los esfuerzos desplegados por el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, en favor de la causa de la tropa, banda u organización criminal que mandó y manda en Cataluña por encima de la Constitución, pisoteando las leyes y cobrando el pizzo.

Desde que Margallo tomó cartas en el asunto, ya de suyo un disparate, cada vez que el suflé se desinfla corre presto el canciller a soplar una declaración en el mejor de los casos absurda y "el tema" adquiere nuevo vuelo y mayor dimensión. Es una auténtica catástrofe para quienes quieren seguir siendo españoles y catalanes en un lugar libre de corruptos y soflamas históricas diarias. El refranero sostiene que el descenso al Infierno está empedrado de buenas intenciones. En el caso de Margallo, el solado hacia el Averno es una autopista con un asfalto de primera.

En plena batalla campal entre Juntos por el Sí, la CUP, CDC, ERC y el obispo de Solsona, cuando el denominado proceso pudiera colapsar por sus propios errores y contradicciones, con la presidenta del parlamento regional pidiendo a gritos que la inhabiliten y a la hora en que Mas recibía las 23 puñaladas de sus brutos, acudía solícito Margallo en su ayuda ahuyentado a la jauría. "Esto es una sublevación y las sublevaciones se sofocan", manifestó Margallo. Los senadores todavía se están riendo, igual que los legionarios con lo de Pilatos y su amigo Pijus Magnificus en La vida de Brian.

¿Sofocar? ¿Y eso? A buenas horas, mangas verdes. El Pijus Magnificus del que se lava las manos se ha caído del guindo, lo que con su edad y cultura resulta en extremo particular. ¿Qué debía de pensar? ¿Que nos estaban vacilando? Ay, Margallo, vaya despiste. ¿Y ahora qué hacemos? ¡Menudo sofoco! ¿Organizamos un debate? Porque el ministro se ha puesto palomo pero no ha dicho cómo, si por lo constitucional, con la cabra por delante o con un anuncio suyo en TV3 hablando catalán. Y el 155 está descartado. Se alega que es pasarse. Lo del golpe de Estado, en cambio, no.

Temas

En España

    0
    comentarios