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Cristina Losada

La carETA de Sortu

El objetivo para el que nació ETA era la lucha no contra la dictadura sino contra España.

El objetivo para el que nació ETA era la lucha no contra la dictadura sino contra España.
Alsasua | EFE

Este domingo, la plataforma España Ciudadana, impulsada por el partido Ciudadanos, hará un acto en Alsasua en defensa de la libertad y el respeto a los servidores públicos. Es la localidad navarra en la que, hace dos años, fueron brutalmente agredidos dos guardias civiles y sus parejas y se celebraron manifestaciones de apoyo a los agresores, orquestadas por simpatizantes de la organización terrorista ETA. Es por ello uno de los lugares que refleja de forma más visible los efectos de décadas de terrorismo nacionalista, singularmente la persistencia de una comunidad del odio que no es que haya sustituido a la violencia terrorista, porque siempre fue parte esencial de aquella.

De Alsasua se creen dueños los partidarios de ETA, de manera que han rechazado virulentamente cualquier presencia contraria a la banda que asesinó a más de 850 personas, como han hecho cada vez que han ido allí representantes de asociaciones de víctimas. El acto de España Ciudadana, como era de esperar, no es bienvenido por los proetarras. Preparan una contestación en su estilo bronco y grosero, a la que contribuye Sortu, uno de los herederos de Batasuna, con un cartel que se ha publicado estos días en la prensa. En el cartel, sobre el fondo de una imagen de Franco, vestido de militar y con gafas oscuras, aparecen las caras de Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal con los ojos tapados y un texto que incluye estas palabras: "Quitemos la careta al fascismo". Los años no pasan para la propaganda etarra. Este cartel son los 70, con multicopista. Y Franco sigue ahí.

Para los partidarios de ETA y los que fueron miembros de la banda, Franco es hoy más que nunca un comodín necesario. No sólo por eso que dicen de que el franquismo no desapareció al llegar la democracia, con lo que concordó en algún momento el ahora líder de Podemos, y que les sirve para justificar los crímenes cometidos después de 1978, que son la gran mayoría, con diferencia. Es que recurren a Franco y la dictadura para justificar la existencia de la organización terrorista, su surgimiento y su decisión de empezar a matar, que se materializó por primera vez en 1968 con el asesinato del guardia civil Pardines. La mitología terrorista quiere que el origen del terror fuera la dictadura, que habría aplicado tal grado de represión contra el pueblo vasco que no quedó otra salida que la "lucha armada". Hoy, los sucesores de ETA enfatizan aquel supuesto carácter antifranquista original suyo, como si fuera un salvoconducto moral.

Esa mitología terrorista se ha asumido muchas veces como si contuviera verdad. Durante más tiempo del debido, en la izquierda española se consideró a ETA como parte del antifranquismo. Incluso durante el Gobierno de Zapatero, cuando la negociación, se oyó decir a ministros y portavoces que ETA era el último vestigio de la dictadura franquista. En la prensa, sobre todo en la extranjera, es habitual que se presente el origen de ETA como una respuesta a la dictadura franquista. Todo ello a pesar de las evidencias en contrario. No existía un alto grado de represión en el País Vasco en los años en que ETA empezó a matar. Y el carácter nuclear de ETA no fue el antifranquismo, sino el nacionalismo. Lo ha escrito hace poco el abogado José María Ruiz Soroa: "Lo de que ETA surgió como consecuencia de la represión franquista es pura patraña". Y también: "ETA nunca fue antifranquista, salvo en un sentido irrelevante".

El objetivo para el que nació ETA era la lucha no contra la dictadura sino contra España. Cuando mató, secuestró y extorsionó a gran escala fue cuando España era ya una democracia. Los jóvenes nacionalistas vascos que tomaron la decisión de matar lo hicieron, entre otras cosas, por un cálculo típico del terrorismo: provocar una réplica represiva del Estado, más cuando se trata de una dictadura, que les favorezca. Porque entonces podrán reunir el apoyo social que necesitan. Eso fue, en efecto, lo que sucedió después de los primeros asesinatos de ETA. Contaba Soroa en su artículo que "cuando un paisano noctámbulo o madrugador caía acribillado en un control de carreteras, ETA aplaudía y se felicitaba por su éxito. Cuantos más inocentes mueran, sobre todo si son vascos, mejor para nosotros, más posibilidades de éxito, más conciencia en el pueblo".

En el blanqueamiento de ETA, que pretenden sus sucesores y algunos otros, la mitología de su antifranquismo originario es pieza clave. Va siendo hora de desechar esa pieza por lo que es: otra falsedad para justificar décadas de terror y su legado de odio.

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