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Emilio Campmany

Lo que se juega en Andalucía

Que el último bastión del que un día fue el PSOE constitucional se deje arrastrar por el carro podemita plantea la posibilidad de que todo él se apunte a la liquidación del régimen.

Que el último bastión del que un día fue el PSOE constitucional se deje arrastrar por el carro podemita plantea la posibilidad de que todo él se apunte a la liquidación del régimen.
Susana Díaz y Teresa Rodríguez | EFE

Evidentemente, los andaluces se juegan mucho en las elecciones del próximo domingo. Sin embargo, al resto de los españoles también nos afectará, y mucho, el resultado. Para empezar, el PSOE andaluz es el último baluarte socialista que se ha resistido a ser colonizado por Podemos. Pero después del 2 de diciembre, en el mejor de sus posibles resultados, no podrá evitar tener que gobernar con la ayuda de Teresa Rodríguez. Que se confirme que votar al PSOE es votar a Podemos no es baladí. Pablo Iglesias no se limita a desear una reforma de la Constitución, sino que pretende liquidar el régimen de 1978 y alumbrar una república confederal bolivariana que reconozca el derecho de autodeterminación a los pueblos de España. Que el último bastión del que un día fue el PSOE constitucional se deje arrastrar por ese carro plantea la posibilidad de que todo él se apunte a la liquidación del régimen. Eso dejaría en el espectro político un inmenso vacío para un partido de izquierda constitucional.

Para la derecha también son importantes estas elecciones. Si Vox lograra tener suficientes escaños para formar grupo parlamentario, se haría evidente que votar a la formación de Santiago Abascal ya no es tirar el voto a la basura. Esto puede tener importantes consecuencias para unas elecciones generales en las circunscripciones grandes donde obtienen escaños otros partidos, además del PSOE y el PP. Los mayores perjudicados pueden ser los populares, ya que muchos de sus electores votan con desgana por exclusivas razones de utilidad. Si se demuestra que es posible votar con eficacia similar a un partido que defiende los valores que el PP traicionó, es difícil calcular hasta dónde puede llegar la sangría.

Por otra parte, el PP se presenta con un candidato que es hijo predilecto del PP traidor de Rajoy. Un mal resultado podría atribuirse al susodicho, pero la implicación de Casado y Teodoro García Egea en la campaña les hará corresponsables y pondrá en entredicho su liderazgo.

La debilidad del candidato de Ciudadanos, ex PSOE que ha estado manteniendo en el poder a Susana Díaz, no ha impedido que las encuestas sean relativamente favorables para la formación naranja. La responsabilidad del éxito, si llega a confirmarse, es de Inés Arrimadas, que puede llegar a ser vista por los seguidores de Ciudadanos como la mejor candidata en unas elecciones generales, por delante del propio Rivera.

Lo que no será fácil averiguar, pero habrá que intentarlo con la ayuda de los sociólogos, es qué porcentaje de votantes de Podemos piensa pasarse a Vox. Si se confirma que son un número considerable, el fenómeno puede generalizarse. No sería de extrañar, pues ha ocurrido en toda Europa. Quienes más padecen las consecuencias adversas de la inmigración ilegal viven en los supuestos calderos de votos de Podemos. Si parte de estos electores optan por Vox en atención a que es el único partido que se propone frenar la inmigración ilegal, las consecuencias electorales en el futuro pueden ser sísmicas.

Todas ellas son buenas razones para que los españoles estemos atentos a lo que decidan los andaluces el próximo domingo.

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