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Eduardo Goligorsky

El shock de la burguesía catalana

Los ciudadanos de Barcelona y de toda Cataluña tenemos la prioridad de salvar nuestra metrópolis cosmopolita, nuestra convivencia civilizada.

Los ciudadanos de Barcelona y de toda Cataluña tenemos la prioridad de salvar nuestra metrópolis cosmopolita, nuestra convivencia civilizada.
Ernest Maragall visita a los golpistas en Soto del Real | Cordon Press

Al despertar de un largo sueño arrullado por la complicidad con los poderes establecidos, la burguesía catalana experimentó un shock demoledor. Es verdad que había intuido los peligros del procés, pero creyó posible ponerse a salvo mediante recursos de emergencia, como el traslado de las sedes sociales de sus empresas a otras regiones de España, a resguardo de elementos desestabilizadores. Su mentalidad cortoplacista la dejó a merced de una marabunta insaciable que devora todo lo que encuentra a su paso. Los asaltantes del poder tenían y tienen planes de más envergadura. Van por todo.

Maquinaria subversiva

Valentí Puig lo resumió con claridad meridiana ("Clase dirigente punto cero", Crónica Global, 12/5):

Vicens Vives consideraba que los métodos y las ideas para afrontar los desafíos de toda sociedad provienen de una minoría creativa. ¿Existen en Cataluña agitada por el procés? Fundamentalmente la minoría creativa exige una idea de responsabilidad ante la sociedad civil. ¿Es eso la ANC? ¿Lo es el contexto empresarial y financiero que cede y concede? Desventurados amedrentamientos, dimisiones e inercias acomodaticias han llevado al punto cero.

El shock lo ha producido el hecho de que, como subraya Puig en su artículo, la Assemblea Nacional Catalana copara la Cámara de Comercio de Barcelona trucando votaciones y alterando los objetivos de esta entidad emblemática. Una operación ejecutada a cara descubierta, con el propósito declarado de convertir la Cámara en un engranaje más de la maquinaria subversiva que ha puesto en marcha el conglomerado supremacista y que ha recibido el espaldarazo explícito del mamporrero Quim Torra.

La ANC tomó por sorpresa a la ejecutiva de la Cámara y a su base empresarial cuando decidió intervenir en el proceso electoral. Sus candidatos habían sido seleccionados entre los secuaces más belicosos de la cruzada antiespañola y su campaña proselitista giró exclusivamente en torno a la fundación de la mítica república catalana. Una organización política -la ANC- se entrometía en la vida de una entidad puntera de la sociedad civil para transformarla en instrumento de su programa sectario. Y lo consiguió, con el voto del 4,5 % del censo de socios.

La ANC envalentonada

Envalentonada, la ANC anuncia el Apocalipsis. Le exige al presidente de la Generalitat que cuando el Tribunal Supremo dicte la sentencia en el juicio del 1-O, convoque "elecciones anticipadas para elegir un nuevo Parlament e investir un Govern, con un renovado mandato hacia la unilateralidad" (LV, 1/6).

En el documento, de 19 páginas, aboga por una gran manifestación como respuesta inmediata a la sentencia, y rechaza "el relato que se está intentando instalar de la necesidad de ampliar el apoyo hasta tantos por cien imposibles para intentar pactar un referéndum con el Estado que nunca aceptará". La ANC se postula como única fuerza capaz de "impulsar candidaturas alternativas unilateralistas y potenciarlas hasta el final", porque "nuestro Govern y los partidos que lo apoyan en este momento no están en condiciones de liderar un nuevo embate" con el Estado.

Aun así, insta a "establecer intercomunicación fluida y regular con la presidencia de la Generalitat" e "incrementar la movilización en expresión de la no aceptación de ninguna sentencia (…) Tendremos que forzar un ambiente de plebiscito unilateral". Y concluye: "con fórmulas democráticas blandas y de diálogo no saldremos adelante", por lo que insta a asumir "la dureza del combate, a construir con formas democráticas más duras no violentas, y más desobediencia". O sea, aplicar paso a paso las tácticas que describe Curzio Malaparte en su libro Técnicas del golpe de estado, ya sea este fascista o comunista. No se equivoca la Fiscalía cuando imputa este delito a los reos del 1-O.

El golpe de gracia

Estos energúmenos han tomado por asalto el puesto de mando de la entidad que representaba a las fuerzas vivas de la burguesía emprendedora catalana. Es lógico, aunque tardío, que esta burguesía intempestivamente asediada por una chusma totalitaria reaccione cerrando filas y flexionando su musculatura. Es lo que han hecho el Cercle d´Economia y Foment del Treball cuando nuestro aprendiz de brujo, Quim Torra, incurrió en la insolencia de endilgarles uno de sus sermones atrabiliarios y de reprocharles las críticas razonadas al nacionalismo empobrecedor que habían vertido en un comunicado público. Llegó al colmo de la estulticia cuando calificó de traidoras y cobardes a las empresas que habían trasladado sus sedes sociales fuera de Cataluña.

El cronista de temas económicos Manel Pérez desenmascara la impostura, que juzga derrotada "por KO" ("Ni traidores ni cobardes… mercaderes", LV, 1/6). Cuenta que el golpe de gracia lo dio Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, la gran patronal catalana, que conoce bien el paño por haber sido la mano derecha de Josep Antoni Duran i Lleida en la rama democristiana de CiU. Informa Manel Pérez:

Sánchez Llibre defendió que las empresas actuaron "para proteger los intereses de sus accionistas y depositantes". Frente a la disyuntiva planteada por Torra -o traidores al irse por propia voluntad, o cobardes, al hacerlo por miedo al Estado, aunque en este último caso con opción al perdón si denuncian al malo- Sánchez optó por un clásico del imaginario, el mercader: el beneficio y el negocio por encima de cualquier otra consideración. La lógica del mercado. Javier Fons, futuro presidente del Cercle, remachó: "El traslado de sedes ha hecho mucho daño".

(…)

Sánchez Llibre propuso ayer una declaración formal del Govern renunciando a la unilateralidad y comprometiéndose formalmente a recuperar la ley.

(…)

En verdad, el retorno de grandes compañías parece muy lejano, altamente improbable en el caso de los bancos, pero su ausencia es una herida sangrante en las arterias de la economía catalana a la que debe aplicarse un tratamiento urgente.

La voz de alarma

La división acorazada ANC despliega su artillería callejera bajo el paraguas de la Generalitat y de Waterloo para ensanchar la herida sangrante en las arterias de la economía catalana, chocando con las fuerzas productivas agrupadas en el Cercle y Foment. Pero mientras tanto, los engañabobos de turno nos venden el cuento de una ERC "que propugna una revisión realista y tranquila de la hoja de ruta independentista, mirando al largo plazo para llegar a nuevos sectores sociales" (Francesc-Marc Álvaro, "Paradoja en la Cambra", LV, 13/5). Si el ungido de ERC, Ernest Maragall, se encaramara en la alcaldía de Barcelona montado sobre esta falacia se abriría una nueva herida sangrante no solo en la economía sino en toda la sociedad urbana.

Nada menos que Josep Antoni Duran i Lleida que, como decíamos, conoce el paño, da la voz de alarma ("Blanqueando a Bildu", LV, 31/5). Después de "constatar que el intento de Bildu de blanquear su pasado se hace presentándose como aliado de ERC", entra en materia:

Por mucho que nos aferremos como a un clavo ardiente a la esperanza de una ERC más pragmática y menos radical que Puigdemont, conviene no olvidar cuál ha sido su actitud en los momentos decisivos de la reciente historia del proceso independentista. En octubre del 2017, con el PP en el gobierno, fueron los que más influyeron para que se optase por la unilateralidad en lugar de convocar elecciones.

Prioridades enfrentadas

Ernest Maragall ya anunció que su prioridad como alcalde será convertir Barcelona en la capital de una república fantasma cercenada del territorio del Reino de España. Un Catexit, o sea un Brexit en miniatura que nos hará sentir en carne propia la gangrena que padece a la vista de todos el Reino Unido. Los ciudadanos de Barcelona y de toda Cataluña tenemos otra prioridad: salvar nuestra metrópolis cosmopolita, nuestra convivencia civilizada, nuestra economía pujante, nuestra cultura ilustrada, nuestra nacionalidad española. Dos prioridades irremediablemente enfrentadas.

En 1958, un movimiento de protesta dio la mayoría de sufragios como alcalde de la ciudad brasileña de Sao Paulo a Cacareco, el rinoceronte negro del zoológico local. Aquí, a falta de un pintoresco Cacareco y del añorado gorila Copito de Nieve, tendremos que resignarnos a soportar en la alcaldía a la impresentable activista antisistema por la que optó, como mal menor y polemizando con los suyos, Manuel Valls. Con la esperanza de poder destituirla mediante una moción de censura apenas se recupere la racionalidad.

Hasta entonces, que cualquiera ocupe la poltrona de la alcaldía, menos el artero portador de la gangrena del Catexit independentista, solo o acompañado.

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