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Javier Gómez de Liaño

Diez años y un día de esRadio

Sólo me interesa dejar constancia de la satisfacción que al oyente de esRadio le produce comprobar que en defensa de la verdad la emisora ha cumplido diez años.

Sólo me interesa dejar constancia de la satisfacción que al oyente de esRadio le produce comprobar que en defensa de la verdad la emisora ha cumplido diez años.
Estudio de esRadio | LD/FDV

Si hay algo que debe calificar a un medio de comunicación es ser leal y honesto, dos adjetivos que, lamentablemente y a marchas forzadas, van perdiendo valor y sentido. Leal quiere decir que guarda a personas o cosas la debida fidelidad. En derecho, vale por legal. Honesto equivale a decente, razonable, justo, honrado.

No es cuestión de entretenerme aquí en glosar, al detalle, ambos sinónimos. Hoy por hoy, sólo me interesa dejar constancia de la satisfacción que al oyente de esRadio le produce comprobar que en defensa de la verdad la emisora ha cumplido diez años. Los ha hecho con el espíritu del que Max Weber habla en su obra El político y el científico cuando afirma que en el trabajo periodístico la claridad ha de ir acompañada de una información correctamente establecida, entendida no como equivalente a cierta, sino como aquella que propende a la verdad.

Siempre me pareció que si el periodismo consiste en contar la verdad de lo que sucede y hacerlo para servir a los demás, resulta difícil admitir que el periodista pueda ponerse al servicio de la nada como sinónimo de estar al servicio del poder, de la negación o del temor, que a la larga es algo que implica la negación de todo. Este supuesto cae fuera de lo que Federico Jiménez Losantos pensó al crear esRadio y por el camino contrario, sucumbe, obediente al guión trazado, en el malsano rincón del servilismo.

En esta década esRadio ha hecho del periodismo la última verdad vestida, o desnuda. A un medio de comunicación social no se le pueden parar los pies por dar noticias ciertas, ni ser objeto de la presión de grandes empresas, ni dejarse coaccionar por el poder de la política o del dinero, que viene a ser lo mismo. El periodismo se basa en la independencia del poder político, del económico y de las propias tentaciones del poder.

EsRadio al cumplir diez años de existencia, roza el área del éxito, aunque no puede negarse que el fenómeno es fruto del cotidiano desvelo, de la arriesgada audacia y de la terca tenacidad de situar la verdad como principio rector de su existencia. Como el diario El Mundo decía el pasado 6 de los corrientes a propósito de los veinte años que en el 2020 cumplirá LIBERTAD DIGITAL, la radio "(…) es un ejemplo de compromiso cívico con los valores del liberalismo y la defensa de la unidad nacional y la Constitución de 1978".

No nos engañemos, ni nos dejemos engañar. Por eso, hoy por hoy, quisiera hacer partícipe a los responsables de esRadio, comenzando por su director, la tranquilidad que a sus oyentes les produce pensar que la cadena seguirá siendo fiel consigo misma y con sus destinatarios. Al fin y al cabo, una emisora de radio, como un periódico, no es de quienes los dirigen, ni de los que trabajan en ellos, ni de los accionistas, sino de los oyentes y lectores y de su ansia de una información sin límites.

En fin. Todos nos debemos al calendario, a nuestra vocación y a la suerte. La edad no es un límite, sino un dato y no tienen razón quienes suponen que cualquier tiempo pasado fue mejor. La vida sigue siendo como si tal cosa. Ojalá que esRadio continúe muchos años dando vueltas sobre su eje, con lealtad y honestidad.

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