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Cristina Losada

Cuántas naciones hay en España

¿En cuánto habrán contribuido décadas de terrorismo en el País Vasco a extender ese sentimiento nacionalista sobre el que el PNV levanta sus pequeños o grandes chantajes?

¿En cuánto habrán contribuido décadas de terrorismo en el País Vasco a extender ese sentimiento nacionalista sobre el que el PNV levanta sus pequeños o grandes chantajes?
EFE

En el debate a siete del pasado día 1, que fue más debate que el de los cabezas de lista, voló de un lado a otro del recinto la pregunta. La del millón. No quiso contestarla Adriana Lastra, aunque se le preguntó directamente. Rufián creo que también le dio un manotazo al moscardón interrogante. Pero a las 22:28 dio un paso al frente un voluntario. Dijo Aitor Esteban, representante del nacionalismo vasco: "Yo sí voy a contestar cuántas naciones hay, vamos a ver". A punto estuvimos de decir: ¡olé! Pero nos quedamos en suspenso y en suspense. A ver, a ver si se llevaba el millón.

De Aitor Esteban Bravo sabemos que dio clases de Derecho Constitucional en Deusto, e igual se podía esperar por ello una respuesta sofisticada. Sin embargo, esto fue lo que contestó:

Aquí hay lugares en los que hay ciudadanos que no se sienten españoles, que se creen, que creen que son de otra nación. Que son vascos únicamente o catalanes únicamente. Y eso es una realidad que no ocurre en Extremadura, que no ocurre en Andalucía, que no ocurre en otros lugares. [En] Galicia, hoy por hoy, esa población es una minoría. Pero uno ve los resultados electorales y una y otra vez se reproduce que hay un número muy importante de ciudadanos, una mayoría, que piensa de esa manera.

En el País Vasco, el "número muy importante de ciudadanos" que se sentían únicamente vascos representaba, según el CIS de cuando las últimas autonómicas allí, un 23,9 por ciento. No era una mayoría. Valga esto en plan fact-checking, y poco más. Porque la cuestión es realmente otra. Una que los nacionalistas eluden siempre. La cuestión es que ese sentimiento que exponía Esteban como una realidad que no puede ignorarse es un sentimiento insuflado, inculcado o fabricado por los nacionalistas. No es, de ningún modo, una realidad previa al nacionalismo. Al contrario. Es producto del nacionalismo.

El nacionalista cree, o dice creer, que el sentimiento que le anima es pura naturaleza, tan natural como las piedras, los ríos y los bosques. Y lo ve incardinado en la conciencia o en el ADN de las gentes desde el principio de los tiempos o poco menos. Así naturaliza al nacionalista y desnaturaliza al no nacionalista. Y, viéndolo de esa manera, que es la manera del nacionalista, no quiere reconocer ni por un momento que ese sentimiento es el resultado de una obra política. No quiere reconocer que es obra suya cuando es, de hecho, su obra principal. Una obra a la que ayuda mucho estar en el poder. Eso, por descontado. Y la intimidación, velada o no, que estigmatiza al que no es nacionalista. Y la violencia que lo pone en la diana. Pues sí. ¿En cuánto habrán contribuido décadas de terrorismo en el País Vasco a extender ese sentimiento nacionalista sobre el que el PNV levanta sus pequeños o grandes chantajes?

A esa pregunta no va a responder Esteban. Los nacionalistas excluyentes ponen el problema del sentimiento nacionalista sobre la mesa para reclamar que se le dé solución. Pero de todo lo que han hecho para que crezca el sentimiento nacionalista en las autonomías que han controlado casi en régimen de monopolio, de eso no quieren ni oír hablar. Es tabú. Nunca incluyen en el problema su propia contribución a la creación del problema que exigen solucionar.

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