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Javier Somalo

La derecha roba, la izquierda reparte

Si con dinero de todos se consigue un beneficio electoral que reporta un incuestionable beneficio económico, hay financiación ilegal.

Si con dinero de todos se consigue un beneficio electoral que reporta un incuestionable beneficio económico, hay financiación ilegal.
José Antonio Griñán a su llegada a la Audiencia de Sevilla | EFE

Para conocer en su verdadera dimensión la corrupción del PSOE en Andalucía es obligado leer a Pedro de Tena. Sus artículos en Libertad Digital y su libro –manual de instrucciones, más bien– La tela de araña andaluza. Hilos de un régimen, escrito con Antonio Barreda, describen con nombres propios, cifras y fechas –o sea, con hechos– lo que supone la corrupción como sistema de gobierno. La sentencia de los ERE es sólo una parte de un capítulo pero merece la pena detenerse a observar cómo ha sido recibida por el PSOE.

El 6 de junio de 2016, Pedro Sánchez decía: "Chaves y Griñán son personas honestas. Yo confío en su inocencia". Ahora que conocemos mejor al presidente vemos en aquellas palabras una deducción de testimonio letal para sus defendidos. Él, que llegó al poder a lomos de una moción de censura argumentada en la corrupción del PP, no quiere recordarlas y, sobre todo, se niega a que se la recuerden. Por eso, tras tantos días en el escaparate electoral, vuelve a huir de la prensa.

Otros, con menos que perder, tienen también menos vergüenza. Es el caso de José Bono, escapista del PSOE que está en todas partes y de todas consigue desaparecer a tiempo y que va defendiendo a los reos con pretendida contundencia: por Chaves y Griñán "pongo la mano". Como bien señala Federico Jiménez Losantos, Bono elude el fuego que suele completar el ritual de compromiso ciego por el prójimo. Pero es que "poner la mano", en la Andalucía socialista, era el gesto de rigor, casi un saludo de partido, remunerado, por supuesto. ¡Cuántos pusieron la mano por y con Chaves y Griñán! Mano siempre abierta pese al puño cerrado.

La propia Susana Díaz demostró también su apuesta al retirar a la Junta de Andalucía de la acusación en el proceso y pedir el archivo de la causa por la que ya han sido condenados dos presidentes del PSOE nacional y de la Junta y varios consejeros. En una visita de urgencias a la consulta de fisioterapia de La Sexta, con Antonio Ferreras, llegó a negarlo: "No es verdad", así sin más. Resulta que la Junta se retiró de la acusación por cosa de los abogados porque, lo que es ella, quería llegar hasta el final.

"Yo no estaba… El PSOE no aparece en ningún sitio, no hay financiación ilegal del PSOE… No ha habido enriquecimiento de Pepe ni de Manolo", dijo una cariacontecida Susana Díaz ante Ferreras. Así que no hicieron nada malo pero ella, por si acaso, no estaba.

La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, fue mucho más categórica este viernes:

"El caso de los ERE no afecta de ninguna de las maneras al Gobierno, ni al PSOE ni a Pedro Sánchez".

Dicho pausadamente, con los ojos entornados, deteniendo el tiempo en cada palabra, a media luz y balaceando suavemente un péndulo… quizá llegue a convencernos de que es posible que el caso ERE sea cosa del PP. Repitan conmigo: "El caso de los ERE no afecta de ninguna de las maneras…". Sólo Celaá es capaz de convertir la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en una sesión sobre magnetismo, hipnosis y sugestión.

Pero sin duda alguna, el mayor mérito se lo lleva, una vez más, la tesis del diario El País y de sus columnistas. Merecedora del Premio 1984 a la mejor explicación alternativa de la realidad, dicha tesis sobrepasa la negación del hecho y entra sin ambages en su justificación.

Como señaló Pilar Díez en su afilada revista de prensa de Libertad Digital, la clave de todo para El País es que el mazazo judicial se lo lleva la antigua cúpula del PSOE andaluz. "Antiguo y andaluz, que quede claro".

El editorial de El País en el día de la sentencia sentó cátedra para los socialistas sin experiencia. Superando con creces el "despido en diferido" de Bárcenas acuñado por Cospedal, la opinión orgánica del diario del PSOE atisba en la trama de los ERE:

"…un sistema heterodoxo de agilización de pagos que vulneraba el procedimiento establecido y esquivaba los controles económicos y de la Intervención".

Y, recuerda a los alarmados ciudadanos otra premisa que deben grabar a fuego si quieren sobrevivir al escándalo:

"Ciertamente, no es lo mismo malversar enriqueciéndose personalmente o beneficiando al propio partido al que pertenece el reo que dilapidar sin control el dinero del contribuyente".

¿Y en qué se dilapidaba sin control ese dinero? Pues ahí llega lo mejor: en ayudar al necesitado.

Destaca Pilar Díez dos bellos ejemplos en el diario de Prisa: el de Luis Barbero, para quien la trama de los ERE fue "una forma de gobernar para conseguir la paz social en una comunidad azotada por el paro", y el de Eva Saiz, cuya versión es que Chaves "impulsó el sistema de ayudas de los ERE para reducir los efectos de la crisis".

Andalucía era pues, el bosque de Sherwood. Una comunidad autogestionaria promovida por el intrépido Robin que se servía del dinero de los señores para repartir entre los humildes, siempre familia. Pero una familia condujo a otra y, entre vástagos, primos lejanos, allegados y consortes se terminó tejiendo esa gigantesca tela que, el día que toca, vota. Y cuando vota el bosque de Sherwood tiembla toda Inglaterra. Campos, cooperativas, industrias, medios de comunicación y algunas partidas más alejadas del círculo habitual para calmar eventuales arranques de indignación son o eran el respaldo electoral más arraigado del socialismo. Pero, según El País y el PSOE, todo fue por un bien mayor y nadie se llevó nada pese a que el dinero voló.

Pues si con dinero de todos se consigue un beneficio electoral que reporta un incuestionable beneficio económico, hay financiación ilegal. Indirecta, como la propia trama de los ERE, pero financiación e ilegal. Eso sí que era economía circular aunque el círculo siempre fuera el mismo. Y así durante casi cuatro décadas.

Pero el intento de establecer grados de criminalidad según lo que se haga con el dinero robado no consigue borrar el hecho corrupto. Tampoco los GAL fueron un caso de financiación ilegal. Con todo, la presunta eximente la esgrimen los del PSOE de Filesa, Malesa y Time Export que luego se fueron a la Expo de las cenizas carabelas, a los ERE, a Mercasevilla, a la Faffe, a Estepona… Y de aquellos polvos, estas Aguas Teñidas, donde la hija de Manuel Chaves recibió privilegiadas ayudas mientras la hoy ministra en funciones María Jesús Montero era consejera de Hacienda. Allí estaban también Magdalena Álvarez y Carmen Calvo, ministras socialistas.

Tanto andan diciendo que lo de los ERE no es financiación ilegal que parecen estar excusando anticipadamente –acusatio manifesta– episodios venideros que sí afecten directamente a las arcas del partido o a las manos de los arqueros. Insisto en la necesidad de leer o repasar a Pedro de Tena.

Pero, de momento, a los socialistas no parece molestarles demasiado que "sólo" se usara dinero de todos para estimular el voto piramidal. Al PSOE, claro. A quién si no. Un partido de pago y bastante caro. Hoy se puede ya calcular a cuánto sale el voto socialista en el mayor granero del partido. El problema es que no lo costearon los votantes agraciados.

Si cualquier descreído o voluntariamente desinformado ciudadano quisiera hacerse una idea de las dimensiones corruptas del caso ERE, sólo tiene que sustituir a los condenados por políticos del PP. Es entonces cuando hay que parar las rotativas, editar números especiales, alterar la programación televisa y radiofónica, llenar las calles de lemas, suscribir manifiestos "intelectuales" junto a actores y cantantes y promover una moción de censura para cambiar el Gobierno de la nación. El PP roba. El PSOE reparte. No hay ecuación que haya funcionado mejor.

Pablo Iglesias, condescendiente, ve el episodio como uno de los males del bipartidismo –lo que haga el PP es por culpa del PP, lo que haga el PSOE es por el bipartidismo– pero, en todo caso, es agua pasada que ya no mueve su molino. Hay un abrazo con mejillas juntas que sella para siempre –o hasta nueva orden– la cueva de Alí Babá con todos los buenos ladrones dentro.

En cierto modo, la sentencia ha servido de pequeña venganza póstuma a Mariano Rajoy, que durante la moción de censura, y antes de echar su suerte a copas, espetó a Sánchez si dimitiría tras una condena judicial a Chaves y Griñán. Venganza pequeña porque no supo hacerla grande. Como casi siempre, el PP nacional se achica en la batalla por ese endémico complejo de la derecha y su atávico temor a que un reproche se dé la vuelta y les atice en el cogote. No hablan de la represión de la Segunda República y del PSOE de 1934 por si les llaman franquistas aunque no coincidan las fechas. No levantan la voz ante los ERE por si les sacan la Gürtel. Resulta que el PP es heredero de Franco pero el PSOE ya no lo es siquiera de Manuel Chaves y José Antonio Griñán… Manolo y Pepe.

Al menos en Andalucía, gracias al cambio de régimen, el PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox llevan un año limpiando telarañas. Detrás de ellas ya asoma una Andalucía brillante que lo tiene todo para ser uno de los principales motores económicos nacionales, sobre todo ahora que en Cataluña es donde está la verdadera "España vaciada" que necesita acomodo, progreso y seguridad.

Tras casi cuarenta años, hemos asistido a la primera exhumación del régimen socialista andaluz, que es el socialismo en España. Y los ERE, son apenas el primer nicho.

Además, hemos visto al PSOE en su versión más cobarde. Manolo y Pepe son buena gente pero, de no serlo, nada tienen que ver con nosotros. Socialismo.

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