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Antonio Robles

29-F, el 8-M catalán

La única diferencia entre quienes convocaron la manifestación del 8-M y la del 29-F fue la ideología.

La única diferencia entre quienes convocaron la manifestación del 8-M y la del 29-F fue la ideología.
Asistentes al acto protagonizado en Perpiñán por el golpista fugado Carles Puigdemont el pasado 29 de febrero | EFE

¿Qué conexión existe entre el 8-M y la concentración de Puigdemont del 29-F en Perpiñán?

Cuantos más datos se cruzan, más evidencias demuestran que la decisión de no prohibir las concentraciones humanas hasta un día después del 8-M estuvo motivada por el empeño del Gobierno español de coronar la aprobación de la Ley de Igualdad con la manifestación feminista. La ideología por encima de la seguridad sanitaria, la disputa por la autoría de la ley entre la ministra Montero y la vicepresidenta Calvo, por encima de la vida. Un claro ejemplo de la deriva reaccionaria de la izquierda, convertida en mero residuo de sus comités de comunicación y propaganda.

Idéntico marco mental, que llevó al nacionalista catalán Puigdemont a convocar la concentración del 29 de febrero en Perpiñán, con la colaboración activa del Gobierno de la Generalidad. Por entonces ya había indicios y recomendaciones evidentes del peligro de contagios colectivos, pero primó más agitar la charca estancada del secesionismo mediático que la salud de los ciudadanos.

La única diferencia entre quienes convocaron la manifestación del 8-M y la del 29-F fue la ideología. Unos representan a la izquierda reaccionaria plurinacional del Gobierno de España y otros a la derecha nacionalista más integrista y supremacista de Cataluña. Ambas son ficciones ideológicas, constructos mentales, infecciones del alma sin contacto ni contraste con la realidad. Les traen sin cuidado las reglas económicas, la previsión de fondos del tesoro público o garantizar los gastos sociales. Ellos viven del erario público… ignoran el origen de la riqueza y las dificultades para asegurarla, pero son expertos en disponer de ella para comprar la voluntad de los más necesitados.

Pero hay una diferencia aún más significativa. El Gobierno central no ha logrado impedir que otros medios hablen del fraude del 8-M. A pesar de su influencia en la mayoría de ellos. Mientras que el Gobierno de la Generalidad ha logrado que en Cataluña nadie hable del 29-F. Su control sobre los medios y demás estamentos sociales es total. Sólo el digital e-Notícies ha roto la omertà sobre este tema sin mayores apuros para el régimen. Nos quieren confinados y sumisos. Reparen a qué límites antidemocráticos hemos llegado en Cataluña.

Sin embargo, un estudio científico realizado por extranjeros que viven en Cataluña evidencia que la concentración del 29 de febrero en Perpiñán fue el origen de la expansión exponencial del virus por toda Cataluña, especialmente por las zonas del interior donde el nacionalismo tiene mayor militancia. Los datos son demoledores. Como el empeño de la Generalidad por ocultar la conexión necesaria entre el 29-F y la expansión del virus en Cataluña. Un acto intolerable del Gobierno de Torra y una sumisión mediática catalana vergonzosa.

El estudio concluye que del 17 al 29 de marzo de 2019, Cataluña saltó de 41 a 1.070 muertos, récord del mundo por delante de Nueva York, Madrid, Normandía y 256 lugares más. Una explosión sincronizada en toda Cataluña, debido al contagio masivo de la concentración convocada por Puigdemont y el Gobierno de la Generalidad el 29 de febrero en Perpiñán. La explicación epidemiológica determina que el periodo medio entre el contagio y una subida fuerte de fallecimientos es de 17 días, "exactamente el tiempo entre la manifestación del 29-F y la explosión de decesos que empieza el 17 de marzo". La madrugada del 29 de febrero salieron 583 autocares hacia Perpiñán, 12 de ellos desde Igualada. Muy pronto se convertiría en epicentro de la pandemia. Pero el Gobierno catalán nunca relacionó esa concentración de 100.000 personas con el contagio. ¿Cómo admitir que él había provocado una bomba biológica en Perpiñán en nombre de la república catalana?

Como ciudadanos europeos –se quejan los elaboradores del estudio–, encontramos muy preocupante que ningún epidemiólogo, científico, periodista o político catalán se cuestionen el 29-F públicamente, ni se hayan puesto en contacto con ellos a pesar de haberse brindado. "¿Tendrán que venir epidemiólogos y periodistas de fuera a investigar el 29-F, porque los actores de la sociedad catalana son incapaces de exigir un comportamiento democrático de transparencia a su Govern?", se preguntan.

Este artículo no tiene otro objeto que difundir tal estudio sobre el 29-F. Imprescindible contrastarlo.

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