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Cristina Losada

No, no defienden la libertad de expresión

Claro que no defienden la libertad de expresión. Han conseguido recortarla de facto y, si pueden, acabarán con ella. 

Claro que no defienden la libertad de expresión. Han conseguido recortarla de facto y, si pueden, acabarán con ella. 
Irene Montero, Pablo Echenique y Pablo Iglesias. | EFE

Igual que los separatistas intoxicaron al mundo con el eslogan de que se les reprimió y encarceló por querer votar, los podemitas de cuerpo y de espíritu están haciendo circular que se ha encarcelado a un artista por una canción. No solamente difunden la falacia. Han hecho de esta anécdota una causa primera y prioritaria, un asunto de máxima urgencia y trascendencia y una prueba fehaciente de que en España no hay normalidad democrática. Como dijo el jefe. Exactamente como dijo Iglesias cuando, preguntado por unas declaraciones del ministro de Exteriores ruso sobre los dirigentes separatistas presos, se fue de la lengua y aseguró que no hay “plena normalidad democrática” en España. Se fue de la lengua: dijo lo que pensaba. Para Iglesias no hay normalidad democrática en España desde que hay democracia. 

La batallita que está dando Podemos para defender a un condenado por diversos delitos, entre ellos el de enaltecimiento del terrorismo, puede tener un móvil tan simple y egocéntrico como el de darle la razón al líder. ¿Que se le ha criticado y echado en cara, también desde el PSOE, que dijera aquello? Pues toma, dos tazas. Y ahí está el rebaño podemita para balar al unísono, como corresponde, que esa condena es una anormalidad democrática. “Se mete en la cárcel a artistas por canciones, ¡miren la gran anormalidad democrática de España!”, repiten. Sólo les falta añadir, e igual alguno lo añade, que eso ya lo dijo Iglesias y que tenía razón, como siempre. 

Podemos registró la petición de indulto para el que llaman artista horas después de que la violencia estallara en las calles de Cataluña a cuenta de su detención. La violencia en las calles es la nueva normalidad catalana desde que el separatismo se quitó del todo la careta pacifista. Será por eso, porque es lo normal, que ninguno de los implicados ha condenado los hechos. Desde el Gobierno regional se ha dicho algo así como que está mal toda violencia, venga de donde venga. La alcaldesa de Barcelona no puso ni un tuit sobre los destrozos en la ciudad. Para qué. Su partido va a pedir una investigación. Sí, sobre la actuación policial. Albiach, su candidata en las elecciones, dice que el intento de asalto a la comisaría de Vich fue un hecho residual y minoritario, y que lo importante es que hay “un problema con el blindaje de la libertad de expresión”. Ah, la libertad de expresión.

Ni los separatistas ni los podemitas están defendiendo la libertad de expresión. Lo único que están defendiendo son las concretas expresiones del sujeto condenado. Defienden que se puedan celebrar atentados de ETA, Grapo y Terra Lliure. Defienden que se pueda expresar el deseo de que esos grupos mataran a ciertas personas. Defienden a un individuo que está en su órbita y que conecta con parte de sus bases de apoyo. No se conoce el caso de que hayan salido a defender la libertad de expresión de alguien en sus antípodas ideológicas. Claro que no defienden la libertad de expresión. Han conseguido recortarla de facto y, si pueden, acabarán con ella. 

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