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Antonio Robles

¡Miren a la cara a los catalanes!

¿Qué debe de creer Carmen Calvo que son los catalanes? "¡Miren a la cara a los catalanes!"

¿Qué debe de creer Carmen Calvo que son los catalanes? "¡Miren a la cara a los catalanes!". No se puede plasmar con menos palabras la dejación del Gobierno de la nación con más de la mitad de los catalanes, aplastados por los catalanes nacionalistas.

"¡Miren a la cara a los catalanes!", le espetó la vicepresidenta a la oposición por atreverse a cuestionar los indultos. Ofende a los catalanes que nombra pero no ve. Ni siquiera cuando simula nombrarlos: "¡Miren a la cara a los catalanes, a los independentistas y a los no independentistas!".

¿Cuándo nos ha mirado a la cara ella?, ¿cuándo nos ha tenido en cuenta? Es a ella a quien debe dirigir el reproche, porque son ella y su Gobierno los que nunca, jamás, nos han tenido en cuenta. Hemos sido ignorados por ser ciudadanos leales a la Constitución, a las reglas del Estado de Derecho, porque hemos respetado la lengua, la cultura y la libertad del resto de los catalanes, que nunca respetaron las nuestras. Porque nunca les hemos creado problemas. ¿Nos están diciendo que hemos de incumplir la ley, quemar contenedores, agredir o incluso matar como hizo ETA para que nos tengan en cuenta? ¿Esa es la pedagogía adecuada para aleccionar a cuantos aspiren a ser atendidos? Porque es eso, sólo eso lo que están logrando con los delincuentes habituales: convencerles de que si insisten en la rebelión contra la legalidad serán escuchados, incluso perdonados de sus delitos. En cualquier momento. Mientras tanto, el resto, a callar, aguantar y joderse. Pedagogía aberrante: si eres un buen ciudadano en Cataluña, nadie reparará en ti. Saquen consecuencias.

Lo que está haciendo Sánchez con los indultos es revertir la victoria del Estado de Derecho sobre el secesionismo. Victoria lograda por el coraje cívico de los catalanes ignorados por la vicepresidenta en las manifestaciones del 8 y 29 de octubre de 2017, por la lealtad de las fuerzas del orden, por el discurso del Rey del 3 de octubre de ese mismo año y, sobre todo, por la sentencia del Tribunal Supremo que, más allá de su calidad, cortó de raíz la "ensoñación" de una generación de adolescentes que habían creído que los actos no tenían consecuencias. Se fueron empresas, se hundió la economía, los más valientes huyeron y la seguridad en sí mismos desapareció.

En estas estábamos cuando llegó Pedro el magnánimo y les dio aire, el salvoconducto para que los liantes de la ensoñación pudieran seguir vendiendo el procés a sus seguidores desencantados. Y levantarles el ánimo: habéis visto, si persistimos, tarde o temprano, esta puta España se rendirá y lograremos ser libres. Mientras tanto, seguirán arrancando más soberanía (tiemblen con el nuevo estatuto en ciernes) y viviendo de los presupuestos públicos. Como han hecho siempre. Ni siquiera en el proceso hacia Ítaca pasarán penurias ni sufrirán escaseces. Tampoco cárcel. Porque hay que ser magnánimos.

Sánchez ha modulado el lenguaje, pero no el insulto. Ahora antepone a su magnanimidad la bajeza o la ruindad de quienes se oponen al indulto, como ayer anteponía el diálogo y la concordia a la revancha y la venganza de los que defendían el cumplimiento de la ley. Es patética su desesperación por arrancar con el lenguaje un gesto de arrepentimiento de los secesionistas encarcelados para lograr su propio indulto.

Hay algo en el comportamiento de Pedro Sánchez definitivamente destructivo: ha asumido el lenguaje nacionalista, ha legitimado sus fines al aceptar sus medios y ha naturalizado la ilegalidad y la bronca. A sabiendas de su obscenidad moral, el clérigo Junqueras camufla con una carta de conveniencia su apoyo a la Moncloa. Nunca tendrá un cómplice más adecuado en el Gobierno de España para sus fechorías. Cada uno a lo suyo.

PD. Por si la vicepresidenta no se ha enterado, más de veinte asociaciones catalanas, bajo el nombre de Mesa Cívica Constitucionalista, han publicado un manifiesto contra los indultos: Desde la lealtad hacia la convivencia. Y han llamado a la manifestación convocada por Unión 78 que se celebrará en Madrid el domingo a las 12 en la Plaza Colón. Nada bueno se logra en esta vida sin esfuerzo.

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