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Marcel Gascón Barberá

Cuando Pepe habla de Juan

Cayetana y Ayuso se han convertido para el presidente del PP en una especie de maldición que teme invocar con tan solo decir su nombre.

Cayetana y Ayuso se han convertido para el presidente del PP en una especie de maldición que teme invocar con tan solo decir su nombre.
Teodoro García Egea, secretario general del PP | EFE

No tengo nada que añadir sobre lo que ha escrito y dicho Cayetana de su última caída en desgracia en el partido que dos veces la invitó a hacer política. La diputada lo ha explicado demasiado bien, por escrito y en las entrevistas sobre el libro, como para necesitar glosas.

Pero sí me gustaría comentar la respuesta de los aludidos. El primero en contestarle fue el propio Pablo Casado, que utilizó una de esas metáforas en las que se enreda habitualmente como se enreda en posados y disfraces cuando va a que le enseñen cosas en las campañas. "Somos una orquesta afinada. Armónica. En la que lo que prima es un proyecto, una partitura fuerte y unida, sincronizada. No la suma de planes individualistas", dijo ante el público que le aplaudía en el congreso de su partido en Andalucía.

Casado parecía seguir el ejemplo de Rajoy cuando se refería a Bárcenas como "esa persona de la que usted me habla". Cayetana y Ayuso se han convertido para el presidente del PP en una especie de maldición que teme invocar con tan solo decir su nombre. Pretendiendo que las ignora, Casado no hace más que demostrar su debilidad. Una debilidad se refleja también en el hecho de que recurra a lugares comunes ("el personalismo no cabe en el PP", esto no es "un talent show" o "una hoguera de vanidades"), en vez de rebatir a Cayetana con argumentos, como sí ha hecho cada vez que ha surgido un debate la diputada.

Algo más valiente ha sido el secretario general. García Egea debe de creer menos en los fantasmas y sí se ha atrevido a mentar a la exportavoz. Pero, al igual que su jefe directo en el partido, se ha parapetado detrás de un planteamiento tosco, superficial y demagógico para no abordar las críticas que con total claridad y precisión le ha dirigido Cayetana.

"Cuando Pepe habla de Juan, lo que dice de Juan dice más de Pepe que de Juan", ha dicho el amo de llaves de Casado para hacer ver que la aún diputada se descalifica a sí misma al publicar su libro. "Cayetana ha escrito un libro de 500 páginas. Yo hubiera preferido que redactase una ley para mejorar la vida de la gente", ha añadido Teodoro.

Una persona de la capacidad intelectual de Cayetana Álvarez de Toldeo podría haber escrito el libro sin dejar de redactar una ley como la que dice que hubiera esperado de ella Teodoro. Pero su partido no sólo no le ha encargado que escriba ninguna ley: la ha condenado a la irrelevancia política, precisamente por la nitidez con la que defiende ideas y propuestas que, según su manera de ver las cosas, harían mejor la vida de los españoles.

Teodoro ha ido más allá al reprochar a Cayetana que no haya tenido la "lealtad" de manifestar la "discrepancia" a través de "los cauces establecidos". Una acusación que supura cinismo, viniendo de quien más ha hecho por cerrarle esos cauces.

Al presentar a la diputada como una frívola prima donna hambrienta de atención y protagonismo, Casado y Teodoro no hacen más que darle la razón a Cayetana. Es la enésima prueba de lo bien que los ha calado.

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