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Eduardo Goligorsky

Son vuestros hijos, estúpidos

Condenan a sus hijos a mutilar su potencial humano en aras de una distopía malsana.

Condenan a sus hijos a mutilar su potencial humano en aras de una distopía malsana.
EFE/Toni Alvir

Es admirable el coraje de las familias que asumen la responsabilidad de velar por el futuro de sus hijos acudiendo a los tribunales de justicia para que les garanticen una educación acorde con las leyes y con las exigencias de la sociedad donde deberán desenvolverse. Hablo de coraje porque, en el enclave catalán, el cumplimiento de este deber parental, que se traduce en la exigencia de que se dicten clases en la lengua vehicular de España –o sea, el español– choca con un feroz castigo institucional y social de naturaleza patológicamente racista. Lo cual no nos extraña en el caso de las instituciones, copadas por caciques tribales cuya supervivencia en el poder depredador depende de la aniquilación sistemática de todos los derechos constitucionales. Incluido, en este contexto, el de la educación igualitaria.

Las AMPA abdican

El Consell Escolar de Catalunya (CEC), máximo órgano de consulta y participación en la enseñanza obligatoria, que ha sido diseñado para servir como punta de lanza de la discriminación, blinda el apartheid antiespañol y comete un delito de instigación a la desobediencia cuando sostiene que "el modelo de inmersión lingüística en Catalunya, rebatido por los tribunales, debe defenderse desde frentes sociales, educativos, políticos y también jurídicos" (LV, 2/12/2021). No se podía esperar una iniciativa pedagógica civilizada de este engendro de la burocracia totalitaria.

Lo que atenta en cambio contra la racionalidad es el hecho de que los padres y madres agrupados en las AMPA se sumen a las campañas de acoso contra las familias litigantes y a menudo las encabecen. Al proceder así abdican de los deberes contraídos con la educación integral de sus hijos para suplirla por la servidumbre a los chamanes de arcaicos mitos étnicos. A estos supremacistas de las AMPA, encandilados por los espejismos de la autodeterminación, la amnistía y la independencia, hay que recordarles: "Son vuestros hijos, estúpidos". Porque sus hijos lobotomizados por la inmersión lingüística son las víctimas de este experimento contra natura que ellos apadrinan.

Generaciones de paletos

Los hijos de la plebe son material desechable para la élite autóctona. Esta pretende masificarlos dentro de una burbuja que los prive de contacto con el mundo circundante. Por eso rechazan la filtración de ese mínimo del 25% de español en las aulas. Y en los patios de los colegios. Necesitan nuevas generaciones de paletos –como lo han sido muchas de las anteriores adoctrinadas con este sistema– para eternizarse en el puente de mando.

"Son vuestros hijos, estúpidos", les repetimos a estos progenitores que colaboran con los cruzados de la aculturación. Tienen que estar muy fanatizados para no darse cuenta de que condenan a sus hijos a mutilar su potencial humano en aras de una distopía malsana, con grave perjuicio para su desarrollo intelectual y emocional y para su bienestar económico. Proscribir la enseñanza de la lengua española, o reducirla a porcentajes simbólicos, equivale a renegar de una herencia de tesoros venerables. Opina Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (LV, 1/1/2022):

El castellano es nuestro petróleo; imagine qué harían los franceses si tuvieran eso. (…) La RAE ha conseguido una unidad de la lengua que no tienen otros idiomas como el portugués. Y hay otra cosa muy importante: el mercado del libro español en EEUU, que era muy residual, comienza a ser considerable. No nos damos cuenta, pero ya no se puede ser candidato a presidente de EEUU sin hablarlo, aunque sea chapuceramente.

Despertar la conciencia

"Son vuestros hijos, estúpidos", insistimos, con el afán de despertar la conciencia de quienes todavía toleran que los comisarios de la lengua esterilicen el cerebro de sus vástagos para convertirlos en súbditos de una malparida república tercermundista.

Hay más. Cuando las colonias españolas de América empezaron a independizarse, a partir de 1810, algunos intelectuales propusieron completar la ruptura adoptando una nueva lengua. Pero fracasaron. Y en 1847 el venezolano Andrés Bello publicó la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, en cuyo prólogo destacaba las "inapreciables ventajas de un lenguaje común" frente a la fragmentación.

Ahora se ha celebrado en el salón de actos de la RAE una ceremonia, presidida por los Reyes de España, en presencia de los embajadores de todos los países latinoamericanos y de autoridades nacionales y extranjeras, festejando los 70 años de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Son 23 academias (incluidas la estadounidense, la ecuatoguineana y la filipina) que representan a 600 millones de hispanohablantes y que trabajan en la elaboración de una ortografía unificada y de un diccionario general de alcance panhispánico (LV, 11/12/2021).

Es inimaginable que un ciudadano en pleno uso de sus facultades mentales permita que una panda de rufianes cavernarios le corte a su hijo la vía de acceso a ese cuerno de la abundancia –económica, científica, artística– que es la lengua española. Ha llegado la hora de que los atontados espabilen y de que todos los catalanes liberen a sus hijos de las cárceles monolingües tribales donde una oligarquía atrabiliaria los tiene prisioneros. El resto de los españoles y los castellanohablantes del mundo los esperamos con los brazos abiertos –a los padres y a los hijos– para marchar juntos por los caminos de la libertad y la igualdad.

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