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¿Quién ha sido el torpe?

Ya puede buscarse un retiro, porque será fulminado por el rayo jupiterino del presidente, que es tonto, pero también vengativo y rencoroso como nadie.

Ya puede buscarse un retiro, porque será fulminado por el rayo jupiterino del presidente, que es tonto, pero también vengativo y rencoroso como nadie.
Félix Bolaños, ministro de Presidencia. | EFE

La decisión común de Casado y Sánchez de acabar con Ayuso ha salido mal. Todo parte de un error compartido. Y no es otro que el de no pensar. La victoria de Isabel Díaz Ayuso el 4 de mayo pasado encorajinó a los dos y los dos decidieron cargársela. A Sánchez se le hizo insoportable la humillación que sufrió tras haberle convencido Iván Redondo de que se enfrentara a ella en la campaña. La que esperaban que acabaría hecha jirones se revolvió y dio una buena tunda al larguirucho. Y a Casado se le figuró insoportable ver que en su propio partido había alguien con mucho más tirón electoral que él. De forma que los dos se pusieron de acuerdo en que había que machacarla. Tontos fueron.

A Casado la jugada le ha costado todo. Y a Sánchez no le va a salir gratis. Alberto Núñez Feijóo es un adversario infinitamente más rocoso que el blando Casado. Para colmo, no puede acusarle de ser de extrema derecha, como alguna vez ha hecho con el hasta hoy presidente del PP, que, acomplejado como está, buscó enemigos en Vox y en su propio partido para ganarse que el PSOE y su clientela mediática le pusieran el marchamo de tolerable y le dieran el carnet de presidenciable. Si encima la Fiscalía, como es lo más probable, archiva la absurda denuncia de comunistas y socialistas basada en documentos que eran públicos desde hacía meses, Ayuso saldrá reforzada y será obvia candidata a obtener mayoría absoluta en Madrid en las elecciones autonómicas de 2023.

Tras éstas, llegarán las generales y Sánchez se enfrentará a un PP mucho más capaz de aglutinar el voto de centro-derecha, con la única ventaja para los socialistas de que el candidato popular a presidente, por no ser diputado, no podrá afear la política del Gobierno en el Congreso. Sin embargo, esto, que hace unos años sí era un inconveniente, en la era de las redes sociales e internet ya no lo es tanto. Con todo, el mayor activo de Feijóo, lo que hace de él un adversario temible, es que es uno de los pocos políticos españoles en activo que tiene en cantidades ingentes lo que a Sánchez le falta a puñados: solvencia.

No se sabe quién ha diseñado esta estrategia de filtrar los datos fiscales del hermano de Ayuso a Casado, algo que por otra parte es un delito. Pero quien haya sido se ha lucido. Viendo cómo reacciona Sánchez a estos reveses, ya puede buscarse un retiro, porque más pronto que tarde será fulminado por el rayo jupiterino del presidente, que es tonto, pero también vengativo y rencoroso como nadie. A los socialistas ya sólo les falta tener como próximo Rasputín a Rafael Simancas, que lo tendrá difícil porque el listón está muy alto.

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