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Luis Herrero Goldáraz

'1984'

El panorama es desolador. Fíjate tú en quién pretende gobernarnos. O fíjate también en quién nos gobierna actualmente.

El panorama es desolador. Fíjate tú en quién pretende gobernarnos. O fíjate también en quién nos gobierna actualmente.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, participa en Valencia en un encuentro informativo organizado por el diario Las Provincias (junto a Esteban Gonzalez Pons) y se reúne posteriormente en Castellón con el sector cerámico y azulejero, especialmente afectado por la crisis de los precios energéticos.EFE/ Biel Aliño | EFE

Alberto Núñez Feijóo cree que 1984, la famosa novela de George Orwell, fue publicada en 1984. Tiene lógica, desde luego. En realidad fue publicada en 1949 y escrita un año antes, como le han recordado hordas de haters en Twitter. De toda la polémica me quedan claras dos cosas. Uno: es imposible saber hasta qué punto Alberto Núñez Feijóo conoce qué es 1984, quién es Orwell ni por qué se le menciona cada vez que un grupo ideológico quiere achacarle al otro intenciones secretamente autoritarias. Dos: tampoco importa.

Una de las cosas que más me siguen sorprendiendo es el prestigio que tiene la lectura, si casi nadie lee y nadie puede asegurar a tumba abierta que ha entendido la mayoría de las cosas que ha engullido a lo largo de su vida. Podrían iniciarse guerras civiles en torno a conversaciones de café acerca de las verdaderas intenciones del Quijote, si de hecho esas conversaciones existiesen y el tema fuese lo suficientemente atractivo como para haber llenado la opinión pública previamente de interpretaciones de la obra de Cervantes.

He ahí la clave, me da en la nariz. Reconozcamos de una vez que lo importante no es el contenido de ningún libro, sino lo que otros hayan pensado previamente de ese contenido, ahorrándonos el tedio de leerlo. Si este artículo tiene alguna idea y es algo más que un mero divagar sin rumbo, es esa. Quédense con ella. En este mundo traidor, lo importante son las opiniones. E incluso ni siquiera ellas de por sí, sino más bien su defensa férrea, con la vida, si se tercia, o con el poco de vergüenza que se quiera conservar, que en esta época viene a ser lo mismo. Lo sé, lo sé. Es embriagador el darse cuenta de que en el arte de opinar no hace falta saber mucho o haber pensado. Basta con hilvanar una serie de argumentos ajenos que refuercen tu primer prejuicio. Y seguir tirando hasta el final, cuando ya no quede otro remedio que pegarse con quien quiera seguir llevándote la contraria.

La mayoría de datos lanzados a la cara de Feijóo durante su merecido escarnio público podrían resumirse en dos bloques fácilmente encontrables en Wikipedia. El primero, el más obvio, es que el título de la novela, pese a ser un número y parecerse irresistiblemente a una fecha, no tiene ningún tipo de relación con el año de su publicación. En 1984 Orwell llevaba más de treinta años muerto, fíjate. Si es que hay que ser analfabeto. Mira tú quién pretende gobernarnos. Me parece una postura irreprochable. La segunda es que Orwell era socialista, lo que por alguna razón invalida a Feijóo para utilizar sus argumentos en contra de los sistemas autoritarios que proliferaron en el siglo XX. Esto ya me cuesta más pillarlo.

De todas formas, tampoco importa. Lo interesante es cerciorarse de que, por alguna razón que yo no entiendo, la gente sigue pensando que tener muchos libros e incluso haberlos leído le hacen a uno más inteligente. Más válido. Puede que sea porque casi nadie lee, realmente, y todo lo que no se conoce tiende a parecer más glamuroso. El caso es que a los escritores de discursos les resulta tentador llenarles los papeles a sus jefes con referencias culturetas con las que arriesgan más de lo que ganan. Y yo empiezo a pensar que tal vez todo sea una venganza. Los libros, ya se sabe, es lo que tienen. No importa que hayan sido malinterpretados, o que la verdad se oculte en ellos, o que ni siquiera exista, o que tampoco sirva para conseguir ponernos de acuerdo a todos alguna vez. Dan prestigio. Y poco más.

La lectura es un fetiche. Por eso el líder del PP está dispuesto a arriesgar su reputación mintiéndonos, para después restarle importancia a su falta de lecturas como si nunca hubiese terminado de creerse la importancia de aquellas citas tan manidas. Alberto Núñez Feijóo nos ha tomado por tontos y después se ha retractado, tomándonos más por tontos todavía. Es algo desolador. Fíjate tú en quién pretende gobernarnos. O fíjate también en quién nos gobierna actualmente. O en ti mismo, incluso, que sabes tanto de la posverdad orwelliana que puedes ir dando lecciones sin siquiera mencionarla.

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