
Cuando la ley del "sí es sí" empezó a rebajar penas a violadores y agresores sexuales, el PSOE y Podemos se mantuvieron firmes como rocas, impasibles ante el huracán de críticas de la derecha machista. La ley era la mejor defensa para las mujeres y no había más que rechistar. Alguien en el PSOE ha convencido a Sánchez de que insistir en el error cuando es tan patente puede perjudicarle electoralmente. Mucho más si alguno de los violadores liberados acaba reincidiendo. Tiene guasa que, cuando aprobaron echando melodías la supresión de la sedición y el ablandamiento de la malversación, los periodistas de cámara nos informaron de que Sánchez quería así liquidar los temas que le perjudicaban electoralmente antes de que terminara el año para poder dedicar 2023 a exaltar sus capacidades de demiurgo económico. Y es verdad que la economía está yendo algo mejor de lo previsto, aunque no tanto como dice la ministra del ramo. Pero, de lo que se habla no es de eso. Al menos, no se habla con la profusión que al lechuguino le gustaría. De lo que se habla es de lo mucho que los violadores se están beneficiando de la ley que Sánchez aprobó para proteger a las mujeres. Y menos mal que la interpretación de Llarena de la reforma de la malversación, que impide que los golpistas catalanes se beneficien de ella, está evitando también que otros corruptos salgan a la calle o vean rebajadas sus condenas como les está pasando a los violadores. Si no, también se estaría hablando de ellos.
A Félix Bolaños le ha debido costar sangre, sudor y lágrimas convencer a su señorito, tan soberbio como patán, tan petulante como maleducado, de que era mejor reconocer el estropicio, atribuírselo a los zotes de Podemos, reformar la ley y fingir que todos los que se han beneficiado de ella ya no lo harán. Es una tontería porque ya es generalmente sabido que la reforma de la reforma sólo se podrá aplicar a quienes delincan a partir de su entrada en vigor. Y que los que ya cometieron el crimen, estén o no en la cárcel, o los que lo cometan antes de que entre en vigor la nueva norma, se beneficiarán inevitablemente del "sí es sí".
Da risa ver la zarabanda que ante nuestros ojos están bailando socialistas y podemitas. Hacen como si el PSOE estuviera imponiendo una reforma que Podemos no quiere. Al final, los dos partidos la votarán porque nadie quiere anticipar elecciones y mucho menos renunciar a ningún sueldo. Es como la pelea que contempla Pascual Duarte en el Retiro, mucho insulto, mucho mentarse a las madres, pero sin llegar a las manos. Y los demás estamos como el personaje de Cela, asombrados de que socialistas y comunistas puedan decirse las cosas que se dicen y luego seguir juntos en el Gobierno como si tal cosa. Hay que ver lo que une acampar en el presupuesto, más que el cemento cuando se tiene la cara de granito.