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El pacifismo fake de Podemos

Siendo una conferencia por la paz tenía que estar EH Bildu, heredero político de aquellos que hablaban de paz mientras mataban miserablemente.

Siendo una conferencia por la paz tenía que estar EH Bildu, heredero político de aquellos que hablaban de paz mientras mataban miserablemente.
Ione Belarra | EFE

Se acaba de celebrar, bajo los auspicios de Podemos, una tercera "Conferencia por la paz" en Madrid con cierto cartel de invitados internacionales más los nacionales de rigor en estos casos. Mejor dicho, los estatales, porque se trata de gentes cuya religión política les prohíbe decir España y obliga a decir Estado. Como el asunto central era dejar de apoyar a Ucrania, no podía haber nadie de Ucrania, pero siendo una conferencia por la paz, tenía que estar EH Bildu, heredero político de aquellos que hablaban de paz, mientras mataban miserablemente. En esta doblez, el podemismo tiene buenos maestros. Ya se ha mencionado a uno, pero los hay mejores. Con su despliegue de pacifismo fake, Podemos no hace más que seguir una vieja tradición, que el PCUS llevó a sus cotas más altas durante la Guerra Fría.

Como entonces, lo esencial de estas fantochadas es acusar a Washington de belicista y justificar las agresiones de Moscú. Pasa el tiempo, cambian los actores, pero el juego sigue siendo el mismo. En las décadas de 1950 y 1960, las organizaciones pantalla que iban de defensoras de la paz, a su vez creadas y financiadas por el Partido Comunista de la Unión Soviética, sólo condenaban las acciones militares occidentales y nunca las de la URSS, por lo que terminaron desprestigiadas, aunque ese revés no acabaría con la propaganda soviética envuelta en el celofán del pacifismo. Ahora, con la agresión rusa a Ucrania es un poco diferente, y las pantallas pacifistas se cubren con retóricas condenas de "la invasión imperialista de Putin", como la que pronunció Belarra en el evento en cuestión. Es la tapadera necesaria.

La conferencia podemita no llegará nunca al nivel del Consejo Mundial de la Paz que montaron en su día los soviéticos con intelectuales de renombre, algunos de los cuales, después, se echaron atrás al darse cuenta de que los habían utilizado. Eran los "tontos útiles", como los llamaban con regodeo los comunistas que movían los hilos. En lo de Belarra y compañía no hay, que se sepa, intelectuales ni tampoco "tontos útiles" stricto sensu, puesto que todos los que van, van a sabiendas. Habrá, ahí, tontos inútiles, pero saben lo que van a hacer, y lo que pretenden hacer es lo típico del quintacolumnismo.

Los lamentos por la "escalada bélica" —fingidos: sólo lamentan la ayuda occidental a Ucrania— la tópica conspiranoia sobre el "lobby armamentístico" y el uso de "la paz" como emblema, persiguen generar una corriente contraria al apoyo militar y político a los ucranianos en su guerra defensiva. Es difícil que lo logren, o que consigan algo más que un impacto marginal en la opinión pública, pero toda siembra de división, dudas y temores resulta beneficioso para la estrategia de Putin. En el capítulo del miedo, por cierto, Podemos ha subido la apuesta. Ahora quieren hacer creer que cualquier día de estos se van a enviar tropas españolas a combatir en Ucrania. Por más camuflaje que le pongan, esta Conferencia por la Paz es la conferencia por la paz de Putin. Lo insólito es que se trata de una Conferencia por la Paz de Putin liderada por ministros del Gobierno de España.

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