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Carmelo Jordá

El PSOE, las putas y la prensa

Pasar como si nada sobre los escándalos más grotescos es algo que al PSOE sí se le da de miedo.

Pasar como si nada sobre los escándalos más grotescos es algo que al PSOE sí se le da de miedo.
El exdiputado socialista canario, Juan Bernardo Fuentes, cabecilla del caso Mediador, tras declarar ante la juez. | EFE

Gobernar se les da fatal, lo han demostrado cada vez que los españoles hemos cometido la insensatez de entregarles el poder; hacer leyes tampoco es su fuerte, esta legislatura está siendo un buen ejemplo de ello; en cambio pasar como si nada sobre los escándalos más grotescos es algo que al PSOE sí se le da de miedo.

Son como los que caminan sobre las brasas, faquires acostados en colchones de clavos, tragasables insensibles al dolor: pase lo que pase, el PSOE sale sonriendo del envite como si la cosa no fuese con ellos. Y, por muy sorprendente que parezca, la cosa les funciona.

Tito Berni, aka Juan Bernardo Fuentes, fue diputado socialista en el Congreso hasta el pasado día 14 de febrero, es decir, hasta hace diez míseros días cuando escribo esta columna. Y parece que hace diez años, oiga, que les preguntan por él –muy poco, es cierto– y les falta el canto de un duro para entonar aquello del "ese señor del que usted me habla".

Imaginen lo que estaría pasando si en lugar de un socialista canario el que estuviese acusado de corrupción y de montar fiestas con empresarios, prostitutas y cocaína fuese un diputado del PP, qué se yo, por Almería. Los juicios de Salem serían una muestra perfecta de la más ejemplar aplicación del derecho al lado de la caza de brujas que se habría desatado aquí. Y no les digo ya si fuese un señor que tuviese la más mínima relación con Díaz Ayuso: Torquemada quedaría al nivel de un aficionado al lado de los cazaherejes de la Sexta y Lo País.

Y ojo, que las últimas revelaciones van mucho más allá de un asunto casi particular del Tito Berni: uno de los implicados en la trama va por ahí diciendo que en esas fiestas tan divertidas e intensas participaban unos 15 o 16 diputados, todos del PSOE. Oigan, eso sí es compañerismo, camaradería y hermandad. El partido está hecho una piña, aunque sea una piña un poco putera.

Por cierto, que no deja de llamar la atención la irresistible querencia de los socialistas por las meretrices, porque este escándalo no es el primero: de las viejas correrías de Roldán a las casas de lenocinio pagadas con el dinero de los EREs, pasando por la "información vaginal, éxito asegurado" de la inolvidable Dolores Delgado, la relación del PSOE con el sexo de pago es tan antigua como esquizofrénica: por un lado no dejan de recurrir a prostitutas y por el otro quieren abolir la prostitución. ¡Eso sí que es cabalgar contradicciones y no lo de Pablo Iglesias!

Y mientras tanto, esos periodistas justicieros que sacan la antorcha y se suman al pelotón de linchamiento en cuanto alguien del PP deja de pagar tres euros de impuestos o si el hermano de Ayuso tiene un trabajo, esos mismos, ahora callan… sí, como putas.

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